MAQUETA OVNI: CASO TORDESILLAS
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UN ENCUENTRO PELIGROSO
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Retomamos de nuevo el buen hacer de nuestro colega Marcos Nicieza que en ésta ocasión nos muestra una excelente y precisa maqueta realizada a uno de los casos mas enigmáticos ocurridos en nuestro país. Sin duda es admirable la labor realizada por el maquetista para ofrecer un nuevo enfoque y punto de vista a los clasicos de nuestra casuística. Repasemos los pormenores del presente incidente...
De la mano de un buen amigo y reportero, Iker Jiménez autor de la magnífica serie de libros Enigmas Sin Resolver, conocimos la aterradora historia del niño de Tordesillas. En esta ocasión, un pueblecito de Valladolid iba a ser escenario de éste nuevo capitulo de las idas y venidas de estos misteriosos "cacharros" aéreos.
Todo comenzó la tarde del 1 de octubre de 1977, cuando Martín Rodríguez Rodríguez de 7 años de edad, jugaba con varios amigos en los alrededores del pueblo. Junto a Fernando Carabelos, decide esconderse en un viejo corral existente en la Carretera Nacional-122. Aquella decisión, sin dudas marcaría para siempre la vida de este niño. Antes de entrar en el abandonado recinto, deciden tirar una piedra por el tejado inexistente para comprobar si había alguien en su interior. Tras arrojarla, un sonido seco y metálico retumba en el silencio. Los dos jóvenes sin intercambiar palabras deciden entrar a investigar...
Mudos debieron quedar, cuando en el interior de la choza oscura y sin techumbre, observan un objeto metálico en forma de lagrima, en cuya parte superior había varias ventanillas en forma de ojo de buey, de las que surgía una luz rosa-azulada. El estrafalario objeto se sustentaba en tres patas gruesas, y en su centro tenía una puerta dividida en dos, parecida a la de los ascensores (sic). Los dos chicos atónitos ante el objeto que emitía luces de variados colores, observaron como en su parte derecha poseía un juego de tubos metálicos por los que emanaban "gases condensados". Tras unos minutos de pétrea observación, el objeto comienza a vibrar y a elevarse lentamente. En ese momento la fatalidad. Del centro de la lagrima metálica, surge un fino haz de luz, que se proyecta hasta el estomago del desdichado Martín. Su amigo poco puede hacer para evitarlo. "La sensación que tuve -confesó 21 años más tarde Martín Rodríguez a Iker Jiménez- fue de que algo se me metía en el interior de la tripa. Algo que me dejaba enganchado sin permitir moverme adelante ni atrás. Fue entonces cuando empece a marearme y a sentir que se me iba el sentido. Esa fue la ultima imagen que tuve. Creo que cai hacia atrás al tiempo al tiempo que aquello aceleraba recto y en vertical hacia le cielo mientras las patas se metían dentro del aparato". Tras la marcha del objeto un fuerte olor a azufre impregnó el lugar. El joven Martin tumbado en el suelo cerro los parpados mientras el objeto desaparecía a lo lejos. La consecuencias de la "agresión" no se hacen esperar. Martín Rodríguez Rodríguez de 7 años es ingresado en el hospital en estado de coma. Logra superarlo, pero tiene perdida de visión y constantes vómitos. Es operado a vida o muerte en varias ocasiones y milagrosamente salva la vida ante el desconcierto generalizado de los facultativos que le atienden. Actualmente unas profundas cicatrices son mudas testigos de aquella estremecedora vivencia...
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El objeto fue descrito como una "lagrima" metálica con varias ventanillas en forma de ojo de buey.
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El tren de aterrizaje del OVNI tenía unas terminaciones incisivas.
Detalle de la parte inferior.
Sin duda un acercamiento fiel y espectacular al relato de testigo por parte del artista Marcos Nicieza, que muestra todos los detalles relatados por Martín Rodriguez.
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