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Esos Misteriosos Objetos Celestes y sus Tripulantes
OVNIS
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sábado, abril 23, 2011
  REQUIEM POR LAS PIEDRAS DE ICA
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Hoy, 29 de abril de 1973, el doctor Cabrera Darquea ha abierto para mí el libro del pasado fantástico de los hombres. Es una revelación, un descubrimiento que influirá en mi caminar mental habitual y sin duda también en el de mis lectores. El Doctor Cabrera Darquea es no sólo el más grande descubridor del siglo, sino de todos los tiempos. Su museo de piedras y sus tesis abrirán dentro de algunos años la era del conocimiento verdadero que nos fue ocultado hasta ahora por las conjuras de la mentira. Estaría orgulloso de ser su discípulo, si él lo quisiera, y desde aquí le dedico toda mi admiración y afecto”.


De esta forma el investigador Robert Charroux definía, en su libro “El enigma de los Andes” (1974. Para todos los libros citados en el articulo se ha respetado la fecha de su publicación original), la extraña colección de piedras grabadas que acopiaba un excéntrico cirujano de Ica (Perú) en un particular museo que había visitado casi de sorpresa en su periplo por tierras americanas. A raíz de su exitosa publicación miles de miradas se dirigieron a ésta localidad peruana en busca de respuestas. El Dr. Javier Cabrea Darquea (1924-2001), un reconocido y eminente médico iqueño, decía poseer el preciado testamento de una civilización desconocida y olvidada en las arenas del tiempo. Allí en su modesto museo podía contemplarse, apiladas y agrupadas por cientos, unas enigmáticas piedras grabadas que revelaban un pasado oficialmente imposible. Luchas entre hombres y dinosaurios, complicadas operaciones médicas, maquinas voladoras, animales desconocidos, catástrofes planetarias, mundos remotos, etc, todo esto y mas se reflejaba en unas rocas que, supuestamente, tenían millones de años de antigüedad. La cantidad de piedras propiedad del Dr. Cabrera era sencillamente abrumadora. 11.000 rocas que según el médico ofrecían una información extraordinaria sobre diversas materias científicas; zoología, biología, astronomía, medicina, geología, etc. Este bizarro testamento lítico pertenecía a una raza de hombres, bautizada por su descubridor como la humanidad gliptolítica, que habitó nuestro planeta hace millones de años cohabitando con los grandes saurios con los que estableció una sangrienta y épica confrontación por la supremacía en la Tierra. Las rocas, denominados gliptolítos, componían una suerte de biblioteca en piedra dejada como testimonio de la vida y milagros de ésta civilización arcaica pero tecnificada, que tuvo que abandonar nuestro planeta debido a un gran cataclismo planetario, probablemente la caída de un meteorito. El legado fue sepultado bajo el desierto del Ocucaje para preservar su mensaje. Millones de años después, varios lugareños habían descubierto el depósito secreto repleto de rocas grabadas de donde se surtía el Dr. Cabrera a la espera de que sus fantásticas investigaciones fueran reconocidas y aceptadas por la ciencia. El descubrimiento prometía revolucionar la historia de la humanidad. Sin embargo no todo el mundo creyó que aquellas piedras eran fabulosos vestigios arqueológicos desconocidos por el hombre. La polémica estaba servida…



LOS OSCUROS ORIGENES DE LAS PIEDRAS GRABADAS

Remontándonos en el tiempo, y tratando de hacer un seguimiento exhaustivo del origen de las primeras piedras grabadas, encontramos que hasta el año 1961 nadie conocía la existencia de dicho “tesoro”, pese a que según los cálculos, desde esa fecha han podido aparecer mas de 50.000 rocas labradas que han pasado a manos de múltiples coleccionistas privados. Los huaqueros (saqueadores de tumbas y emplazamientos arqueológicos) de la zona del Ocucaje fueron los primeros y los únicos que comercializaron con las piedras grabadas. El historiador y religioso Alberto Rossel Castro en su libro “Arqueología sur del Perú” (1977) ponía en duda el descubrimiento, tan tardío, de un voluminoso patrimonio pétreo: “las pruebas, más contundentes que pulverizan a ésta fantástica teoría, están en las numerosas exploraciones científicas realizadas en las áreas arqueológicas de Ica, sin haber encontrado siquiera una piedra parecida a la que comentamos”. En un mismo sentido escribía el arqueólogo Alejandro Pezzia Assereto en su libro “Ica y el Perú Precolombino” (1968); “es interesante indicar que las referidas piedras grabadas o cantos rodados, vienen intrigando a los arqueólogos, al parecer por primera vez desde el año 1960. Los trabajos científicos realizados en Ica por Uhle, Tello, Kroeber, Strong, Rowe y muchos expertos nacionales y extranjeros, nunca lograron descubrir tan importantes testimonios, e igualmente tampoco hubo noticia alguna hasta que entró en venta por los huaqueros clandestinos tan singulares vestigios. Los vendedores de las piedras grabadas aseguran que las obtienen de enterramientos o tumbas, unas veces envueltas en telas y colocadas en el interior de los yacimientos (…) La importancia de éstas piedras se encuentra subrayada por la riqueza de sus diseños y simbolismo, ejecutadas dentro del proceso cultural precolombino iqueño”. El arqueólogo Federico Kauffmann publicó un articulo en 1987 en la prensa boliviana titulado “Una biblioteca de piedras puesta al descubierto en Ica, Perú. Historia de una falsificación” donde afirmaba que: “En 1961 traficantes de antigüedades de Ica pusieron en circulación las primeras muestras de piedras pequeñas con grabaciones en la superficie, de figuras diversas que tipológicamente recuerdan al estilo Nazca, y otras al de Paracas-Ocucaje”.
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El Dr. Javier Cabrera Darquea se convirtió en el depositario de un extraño y misterioso legado. Su particular museo da cobijo a miles de piedras con grabados bizarros pertenecientes a una supuesta humanidad antediluviana.
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Pezzia insiste en la extrañeza de los hallazgos ignorados hasta la fecha por las numerosas exploraciones científicas que habían acudido previamente a la zona y que sólo circularan en manos de huaqueros. En su obra enumeraba 4 incongruencias tales como que: “las piedras solamente aparecen en el año 1961, nunca antes fue descubierta en los trabajos de campo por destacados arqueólogos; que las piedras habían sido descubiertas por huaqueros; que para elaborar tales piedras era necesario instrumentos de metal no conocido por los antiguos peruanos y finalmente que algunos de los diseños que exornan las piedras no corresponden a las culturas de la región.”. Aunque el arquitecto Santiago Agurto poseedor de una amplia colección de piedras de Ica realizó un estudio científico de las mismas apoyando la teoría de que las rocas pudieron ser trabajadas con elementos a disposición de los antiguos habitantes del Perú. “Todas las piedras son andesitas fuertemente carbonizadas, a pesar de que por su coloración y textura externa parecen ser, entre sí, de distinta naturaleza. Las piedras proceden de capas de flujos volcánicos correspondientes a series del mesozoico característico de la zona. La acción del intemperismo ha atacado la superficie de las piedras, cambiando los feldespatos en arcilla, debilitando por tanto su grado de dureza externa y formando una especie de cáscara que rodea la parte interior. La dureza exterior corresponde en promedio al grado 3 de la escala de Mohns, llegando a ser hasta de 4 y medio grados en la parte interna no atacada por el intemperismo. Las piedras pueden ser trabajadas prácticamente con cualquier material duro como huesos, conchas, obsidiana, etc., y, naturalmente, con cualquier instrumento metálico prehispánico...” recogía Agurto en un articulo de prensa en el Comercio titulado “Las piedras mágicas del Ocucaje” (1966), donde detallaba un informe encargado a la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Ingeniería y elaborado por Fernando de las Casas y César Sotillo. En el mismo reportaje indicaba el contenido de los dibujos grabados en las piedras que nos desvela una pista interesante a seguir: “cosas inidentificables, insectos, peces, aves, felinos, figuras fabulosas y seres humanos, unas veces singularmente y otras mezcladas en elaboradas y fantasiosas composiciones”. Pezzia también habla en su obra de los diseños elegidos por los artesanos de las piedras que no se alejan en demasía de lo conocido en el arte antiguo peruano: “representaciones de lagartos convencionales, sapos, cuadrúpedos, loros, insectos y figuras múltiples (…) Muchos de los diseños encajan por sus grandes analogías con los estilos de la Cultura Paracas, Nasca, Tiahuanaco e Ica, en especial los motivos de peces serpientes, loros e insectos” . De nuevo se hace referencia a la familiaridad de los contenidos con las culturas locales. Al igual que todos los coleccionistas, el arquitecto Santiago Agurto Calvo había comprado las piedras a huaqueros del Ocucaje y no había verificado la procedencia de las mismas. Pero según todas las crónicas los primeros coleccionistas de las extrañas rocas fueron los hermanos Carlos y Pablo Soldi, que aunque algunas fuentes señalan que comenzaron a comprar piedras labradas en el año 1955, no fue hasta el año 1961 cuando se documenta tal hecho vinculado al desbordamiento del río Ica lo que provoca, supuestamente que una gran cantidad de piedras grabadas queden a la vista de todo el mundo. El periódico “La Prensa” publica un articulo en 1975 titulado “El enigma de las piedras” donde indica que: “Se comenzaron a encontrar piedras, de forma masiva, hace unos 15 años, cuando una especie de desviación del río Ica hizo afluir sus aguas sobre las tierra vírgenes de la zona del Ocucaje. Se hallaron entonces grandes cantidades de piedras grabadas. Seguidamente, los huaqueros (saqueadores de tumbas, buscadores de tesoros) abundaron para negociarlas, y más recientemente, falsificaron algunas. Estos últimos son los responsables de la confusión y la incertidumbre”. .

Las piedras de Ica muestran encarnizados combates entre hombres y dinosaurios. Según los cálculos del Dr. Cabrera dicha humanidad había habitado nuestro planeta hace millones de años. ¿pero podía ser esto cierto?




El notable arqueólogo Herman Busse de la Guerra en su libro “Introducción al Perú” (1966) comenta que: “La primera noticia de este arte en piedra la tuvieron los hermanos Soldi a finales de 1961, cuando algunos "curiosos", residentes en la parte Sur del valle de Ica, les mostraron ejemplares obtenidos en tumbas de la región. Al año siguiente, a consecuencia del corte que la avenida del río produjo en un pequeño barranco, la cosecha fue grande y numerosas personas acudieren a los conocidos coleccionistas para ofrecerles venta de los extraños objetos encontrados (…) dos distinguidos coleccionistas de antigüedades peruanas, que las tienen selectas y numerosas -los hermanos Soldi: Pablo y Carlos, éste copropietario de la hacienda Ocucaje, afamada por sus vinos (kilómetro 30 al Sur de Ica)-, dieron a conocer, si se acepta la autenticidad de las piezas, en el mes de agosto, un nuevo testimonio artístico de los remotos pobladores de la región. En número de ciento quince, ora pequeñas, de no más de cuatro o cinco centímetros, ora grandes, como de veinte o poco más, las formas muy diversas -como las da la naturaleza, cogidas al azar por el extraño artista, sin ninguna exigencia-, Carlos Soldi mostró al autor de este libro las raras e intrigantes piedras de su colección, en cuyas superficies, por lo general irregulares, aparecen, unas veces incididas como en la cerámica Chavín, otras en ligero altorrelieve, figuras cuya determinación estilística constituye un difícil problema”. Y al igual que Pezzia y Agurto, Busse describe el contenido de los primeros grabados que no destacan precisamente por ofrecer dibujos sorprendentes: “Carlos Soldi ha clasificado las piezas de su colección -todas ellas adquiridas a los huaqueros, sin otras referencias que las imprecisas de estos hombres rústicos-, obteniendo los siguientes resultados: 46 antropomorfas, 11 de pesca, 12 de lobos marinos, 18 de aves, 6 de langostas o camarones, 6 de serpientes y 4 de sapos. El resto se distribuye en un grupo miscelánico.” Como queda patente los diseños comunes y conocidos, animales diversos y escenas cotidianas, son reflejados frecuentemente en las primeras piedras grabadas aparecidas en Ica, que sin embargo, misteriosamente, van dejando paso, con el tiempo, a los grabados más fantásticos y extravagantes de dinosaurios y operaciones médicas que tienen mayor salida (venta) e interés de los coleccionistas y compradores. Por ejemplo en una primera época de hallazgo de piedras, siempre adquiridas a huaqueros, los hermanos Soldi creyeron, por sus naturales y sencillos dibujos, que eran obra de las antiguas civilizaciones andinas. El Dr. Cabrera decía en su libro “El mensaje de las piedras grabadas de Ica” (1976): "los hermanos Soldi, que habían formado la primera colección (…) creían que los ejemplares que obraban en su poder habían sido concebido por artistas incas”. Obviamente si los grabados hubieran albergado dibujos extravagantes e inusuales, los Soldi, habituados al contacto con el ceramio local, hubieran advertido de este hecho. Sin embargo es claro que los primeros coleccionistas no dudaron en considerarlas piezas normales de arqueología. Busse en su libro recoge la opinión de Carlos Soldi: "Son auténticas -dice- y descubro en ellas, examinadas desde el punto de vista tipológico, gran afinidad entre sus personajes y los que aparecen en el arte chavinoide del Sur del valle de Ica, que es gemelo de Paracas". Para continuar diciendo: "No descarta Soldi la posibilidad de una manifestación artística tardía, de la época transición, siglo XVI. Algunas escenas de campo y no pocos grupos coreográficos en los que aparecen bailarines cubiertos con máscaras cornudas, hacen pensar, en efecto, en una época de mestizaje artístico, de influencia española. "Los grupos aborígenes, después del primer impacto de la Conquista, vivieron durante los siguientes cincuenta años, hasta Toledo, a la manera de sus antepasados libres, pero adoptaron muchos elementos occidentales. Estas piedras con dibujos y altorrelieves podrían ser expresión artística de aquella época”. El propio medico iqueño no ignoraba éste circunstancial y providencial hecho, y así lo detallaba en su obra cuando describe la colección del hermano de Félix Llosa Romero, amigo de infancia y persona que le regaló la primera piedra grabada (1966): “entonces pude ver por primera vez una gran cantidad de estos grabados pétreos. Vi dibujos de aves, lagartos, arañas, serpientes, peces, camarones, sapos, tortugas, llamas”. Insistiendo en éste importantísimo aspecto Busse escribe que: “En algunas piedras de tamaño mayor -dice Pablo Soldi en una exposición sumaria-, el artista ha pretendido insinuar escenas religiosas, campestres o de pesca. Destaca entre estas representaciones, por la perfección del trazo y el pulimento de la piedra, una de loros comiendo maíz en la planta misma, que es toda una revelación de la técnica del arte lítico, trabajo realmente asombroso". Lo que demuestra que las primeras representaciones de las piedras de Ica parecían ser coetáneas con las civilizaciones del área y mostraban escenas o diseños muy próximos a los reflejados en la abundante y decorada cerámica precolombina. Pero todo cambia a partir de 1966 cuando el Dr. Javier Cabrera Darquea, prestigioso cirujano y descendiente de los fundadores de la ciudad de Ica comienza a coleccionar piedras grabadas. Primero para exponerlas en la Casa de la Cultura de Ica, de la que es presidente, para posteriormente, tras su destitución (1966-1968) trasladarla a su propio domicilio. Allí establece su museo privado, iniciando su peculiar cruzada para demostrar la autenticidad de las rocas labradas que se transforman ante los ojos del Dr. Cabrera en una revelación apócrifa de nuestro pasado. Dinosaurios, operaciones quirúrgicas, extrañas maquinas voladoras y demás elementos fabulosos aparecen ahora por doquier en los gliptolítos alejándose por completo de los simples esbozos de los primeros patrones artísticos. Para el Dr. Cabrera, que se ha convertido en un comprador compulsivo de piedras grabadas, el mensaje oculto de aquellas rocas nos hablaba de la humanidad gliptolítica, los primeros hombres que habitaron la Tierra hace millones de años. Su principal aliado, un campesino del Ocucaje, Basilio Uchuya que decía conocer el emplazamiento de las piedras en el desierto y que se las suministraba, por un módico precio, en gran cantidad. Alejandro Pezzia señala que en el año 1968 el Dr. Cabrera tenía una colección, la mayor de Perú, con mas de 1500 piedras grabadas, que irían en aumento con el paso del tiempo. Así mismo daba una larga lista de algunos de los coleccionistas que habían atesorado dichas rocas: “Sr. Carlos Soldi, Dr. Santiago Quiroz, Dr. Cesar Almeida, Arquitecto Santiago Agurto Calvo, Sr. Jaime del Solar y otras”. Otro dato a tener en cuenta es que todos los propietarios de piedras grabadas, tanto los hermanos Soldi, Agurto Calvo, Dr. Cabrera, etc, compraban las piedras a los huaqueros y nunca tuvieron información ni acceso directo al lugar de la extracción de las rocas. Pezzia aclara rotundamente este concepto cuando afirma que: “El Museo Regional de Ica, posee una importante colección de piedras grabadas que pasan del número ochenta y todas ellas no tienen procedencia científica, han sido la mayor parte comprada y la otra obsequiadas al museo”.



PRIMERAS SOSPECHAS

Prácticamente desde su conocimiento público las piedras de Ica han sido objeto de acalorados debates sobre su autenticidad, pese a que la arqueología peruana siempre las ha ignorado al considerarlas meras falsificaciones fruto de artesanos locales, antes incluso que se mostraran los primeros grabados extraordinarios. Aunque en un primer momento algunos especialistas se acercaron al sugerente enigma de las piedras grabadas lo extravagante del contenido de las mismas con el paso del tiempo, hizo que todo el asunto fuera tomado por un fraude. Para los expertos era inconcebible que el hombre hubiera convivido con los dinosaurios y que las representaciones de una medicina tan adelantada, donde se observaban trasplantes de órganos, fueran obra de una civilización desconocida hasta la fecha. Por tanto adjudicaron todo el dilema a falsificaciones recientes. A favor de la falsedad de los gliptolítos estaba el hecho de que exceptuado unas escasísimas y modestísimas piedras grabadas la casi infinita colección de rocas en posesión del Dr. Cabrera y otros numerosos coleccionistas no habían podido ser documentadas en yacimientos arqueológicos por expertos. Además las únicas piedras descubiertas en tumbas prehispánicas contienen una ideografía alejada por completo del contenido de la biblioteca lítica del Dr. Cabrera..


Hombres y extraños animales se dan cita en los extraños grabados celebres en todo el mundo. Durante decadas, las miles de piedras que conforman la colección del Dr. Cabrera han sido mudos protagonistas de una árdua polémica entre creyentes y detractores de éste increible legado lítico. .
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Concretamente el arquitecto Santiago Agurto Calvo encontró una roca labrada en una tumba de Paracas (1966) que representaba una flor estilizada. El tamaño de la misma era de 7 centímetros de largo, por 6 cm de ancho y 2 cm de grosor. Alejandro Pezzia indica en su citado libro que: “las evidencias asociadas con la piedra corresponden al estilo Paracas-Cavernas de Ocucaje y su edad puede estimarse en 2.300 años”. En 1966 el propio Pezzia descubrió dos piedras grabadas en sendas tumbas en el cementerio de San Evaristo de la Hacienda Toma de Luz, de la Región de Callango del Valle de Ica. En las páginas de su obra recogemos los hallazgos: “el diseño representaba un pescado de cuerpo alargado, cabeza grande con la boca y ojos medianos. Ostenta una gran aleta dorsal, dos pequeñas ventrales y una bronquial. La cola es robusta y termina en una aleta caudal simétrica u homocerca”. Su tamaño 65 mm de largo, 45 mm de ancho y 20 mm de grosor, siendo su antigüedad calculada entre 900 y 1200 años D.C.. Mas adelante nos narra el descubrimiento de otra tumba: “Sobre la sección superior del cráneo ubicado al oeste (…) se halló en posición horizontal y derecha una piedra de andesita de color negro de forma elíptica y casi plana con 66 milímetros de diámetro mayor y 45 milímetros de diámetro menor con 16 milímetros de grosor aproximadamente, encontrándose grabada en una de sus caras en la técnica incisa con el diseño de una llama”. La antigüedad fue estimada entre 1200 y 1400 años D.C.. .

Pese a todo lo escrito sobre las piedras de Ica muy pocas han sido encontradas por arqueologos en prospecciones oficiales. La presente imágen muestra la roca hallada por Santiago Agurto Calvo y su exacta disposición en la tumba.. .

El arqueólogo Alejandro Pezzia halló en una tumba una pequeña piedra grabada representando un pez.


Incluso pese a la documentación existente hay arqueólogos que dudan de los descubrimientos de Augurto y Pezzia: “es extraño- refiere Kauffmann en el citado articulo de prensa- que no fueran conocidas hasta 1961, a pesar de que desde Uhle, en 1900, fueron excavadas miles de tumbas en la región por arqueólogos y huaqueros. El descubrimiento del Sr. Agurto se lleva en circunstancias especiales, diríase extrañas: viaja Ica expresamente en búsqueda de estas piedras, realiza una primera excavación que le permite de inmediato descubrir una de esas piedras, en una tumba de la Hacienda Callango. (…) Pero aún aceptando que las piedras de Agurto y de Pezzia, hubieran sido emplazadas efectivamente en tiempos Paracas y de Ica en tumbas de Callango, y que por lo consiguiente fueran especimenes auténticos y no colocados recientemente por manos interesadas en sorprender a los citados estudiosos, como parece y se estila frecuentemente, quedan interrogantes que hablan en contra de la autenticidad de estas y todas las piedras con grabados semejantes.” En el año 1975, coincidiendo con la creciente popularidad de las piedras de Ica, Basilio Uchuya, el principal proveedor de piedras del museo, tuvo que admitir ante las autoridades (P.I.P. Policía de Investigaciones del Perú) y ante la prensa de su país (Revista Mundial. 1975) que todas las rocas que había suministrado al Dr. Cabrera estaban realizadas por él mismo. Para los defensores de la humanidad gliptolítica fue una astuta maniobra de Uchuya para eludir la cárcel, ya que si hubiera admitido que las extraía de un yacimiento arqueológico hubiera acabado en prisión. Sin embargo las disputas sobre la autenticidad de las piedras no acabaron ahí. Décadas después algunos investigadores vincularon al propio médico en el engaño de las rocas labradas, acusándolo de colaborar personalmente con los autores de los grabados suministrándoles dibujos y fotografías para confeccionar las tallas. Sin embargo fue el trabajo del investigador Vicente París el que más claridad arrojó al asunto de las piedras de Ica. El autor mantuvo numerosos contactos con Páris durante la realización del presente reportaje y su excelente colaboración fue vital para el resultado final. En un documentado trabajo titulado “La piedras de Ica el fin de un mito” (revista Año Cero 1996), París que había dedicado mucho tiempo, dinero y esfuerzo en averiguar si las piedras de Ica eran ciertas, escribía lo siguiente: “Aquellos hombres rechonchos y cabezones que surcaban los cielos del Mesozoico a lomos de ágiles reptiles voladores son sólo el producto de la desbordante imaginación del doctor Cabrera y de las hábiles manos de los artesanos de la zona. Las piedras grabadas que circulan hoy por todo el mundo - algunos hablan de mas de 50.000 ejemplares - son de factura moderna, de fácil elaboración y presentan la inconfundible marca de las herramientas empleadas por los autores.”. Vicente París también aportaba análisis realizados sobre algunas piedras obtenidas de sus incontables visitas al Ocucaje, donde mantuvo frecuentes encuentros con Uchuya e Irma Gutiérrez de Aparcana otra de las primeras suministradoras de gliptolítos del médico iqueño. La Sra. Gutierrez, cuya información fue crucial en las pesquisas conducidas por el investigador español, detalló a París la manera de realizar las piedras y como dibujaban previamente a lápiz sobre la roca los diseños a tallar. “Entre las diversas personas que examinaron las muestras –escribe París- fue José Antonio Lamich, fundador del Grupo Hipergea, el que nos dio la pista más importante. En su informe, este arqueólogo nos hizo notar la presencia de varios gránulos de papel de lija en las grietas de una de las piedras. Estaba claro que ¡era falsa! (…) al año siguiente obtendríamos un soberbio ejemplar de manos de Basilio, representando una de las famosas "naves voladoras". A diferencia de los precedentes, éste estaba sin embetunar. Por supuesto, Basilio me aseguró que era auténtico. Lo introduje en la bolsa y no lo toqué hasta regresar a Madrid. Una vez en mi domicilio lo coloqué sobre la mesa de mi escritorio y me dispuse a examinarlo con todo cuidado. Mi sorpresa no pudo ser mayor, Allí, junto al surco de las patas de aquella "nave voladora", se encontraban varias líneas del lápiz rojo que Basilio había olvidado borrar. Irma, por tanto, no había mentido: el proceso era básicamente el mismo. Sólo que Basilio - más sofisticado que su vecina - prefería usar lápices de colores debido a que destacaban mucho más sobre la piedra.” .

.. Vicente París documentó fotográficamente todo el proceso de realización de una piedra de Ica. Desde su busqueda en el desierto, hasta su envejecimiento "artificial" en una quema junto a excrementos de animales. El resultado final era idéntico a las piedras que poseía el Dr. Cabrera en su museo. (Cortesía Vicente París) ...


Las reveladoras investigaciones efectuadas por Vicente París demostraron que las piedras de Ica eran muy fáciles de reproducir por los artesanos locales en muy poco tiempo. (Cortesía Vicente Páris)


Del mismo modo, Busse hablaba abiertamente de la opinión de los expertos que habían encontrado elementos extraños en las piedras: “Rowe (reputado arqueólogo), en una de sus estadas en Ica, las vio y examinó. Les notó, incluso, un raro olor a aceite quemado y, en algunas, un lustre inexplicable. Fue rotundo: "Son falsas".En igual sentido piensa Pedro Rojas Ponce, experto del Museo Nacional de Antropología y Arqueología, con experiencia de años. Cree que han sido sometidas a un tratamiento especial, con aceite, para recubrirlas de una pátina de falsa antigüedad.” Además Vicente París destruía el mito de la imposibilidad de que tal cantidad de piedras grabadas, 50.000 según las estimaciones mas optimistas, fueran tan solo obra de dos personas en muy poco tiempo. Desde hacía años el propio Dr. Cabrera y los defensores de las piedras de Ica sostenían que la mayor prueba de la autenticidad de los gliptolítos era precisamente su gran número y la dificultad de su realización (mas adelante incidiremos en este aspecto). Pero nada mas lejos de la realidad en palabras de Vicente París: “Irma nos mostró triunfante un par de pequeñas piedras entre sus manos. De algún lado sacó un trocito de sierra y ante nuestros ojos comenzó a grabar un pequeño dinosaurio. Al cabo de dos o tres minutos nos entregó terminada su obra. Para nosotros aquella piedra grabada representaba un tesoro. La coartada de Cabrera había sido desmontada: había piedras fáciles de grabar”. Además hay que señalar que la gran mayoría, exceptuando unas pocas piedras de varios centenares de kilos, son rocas pequeñas muy manejables y con grabados en una sola de sus caras, asequibles para una artesanía local en serie. De hecho no eran nuevas ni desconocidas las habilidades de los lugareños para las manualidades: “Como muchos indios, tanto los quichuas como los aimarás, son grandes imitadores, capaces de reproducir todo objeto que examinen. Y así trabajando enteramente a mano con las mas elementales y rústicas herramientas” escribía el arqueólogo Hyatt Verrill en su obra “Viejas civilizaciones del Nuevo Mundo” (1947). .

Los análisis efectuados por Vicente París demostraron que algunas piedras tenían aún visibles las marcas del trazo de lapiz rojo utilizado por los artesanos para dibujar sobre la roca antes de proceder al grabado. Pese al excelente y demoledor trabajo de París los defensores de las piedras de Ica argumentaban que debían analizarse una a una las rocas del museo para llegar a la conclusión de que todo el asunto era una farsa (Cortesía Vicente París)



La controversia se añadió al asunto cuando algunas investigaciones señalaron al propio Dr. Cabrera en la trama de la fabricación de las piedras. El arqueólogo Federico Kauffmann aseguró en su reporte que: “Artesanos especialistas en esta materia, integrantes de la familia Uchuya, contaron al autor (1977) sin recelos el modo de fabricación, muy sencilla, de las piedras y como para la temática fueron guiados por el médico iqueño que les ofreció material grafico y de cómo por cuenta propia se inspiraban en los dibujos fantásticos de los animales prehistóricos de las tiras cómicas publicadas en diarios nacionales que aun guardaban y exhibieron al autor de la presente nota”. El agudo Vicente París también recogía este aspecto en su vital articulo; “En efecto, no faltan en Ica quienes afirman haber visto al doctor entregar en mano a algunos campesinos del lugar los dibujos que éstos le devolverían grabados en los cantos. Tampoco faltan los testimonios de esos mismos campesinos. Basilio Uchuya, por ejemplo, firmó un documento en 1975 donde declaraba ser el autor de las piedras del Dr. Cabrera. Años más tarde, en 1981, este mismo artesano mostró al periodista Alex Chionetti algunos de esos dibujos que el Dr. Cabrera le había proporcionado como modelo para sus encargos. (…) Quien no miente es su vecina Irma Gutiérrez de Aparcana. También ella talló desde el principio piedras por encargo de Cabrera. Cuando fuimos a visitarla, durante uno de los múltiples viajes que realizamos a Perú, nos contó la misma versión que habíamos escuchado de los habitantes de Ica: "Al principio fue el propio Cabrera quien nos daba los dibujos para que se los grabásemos en piedras. Pero después, cuando vio que yo decía la verdad a la gente, dejó de darme trabajo y empezó a decir que yo estaba loca. A partir de entonces sólo encargó trabajos a Basilio". Pero aún se dan más paradojas pasmosas. Tal y como refiere el diario La Prensa (1975) en un articulo denominado “Exportador de gliptolítos dicen que son artesanía”, el Sr. Marino T. Carcelen había exportado mas de 300 piedras con grabados desde 1973 con el beneplácito y la autorización de las autoridades. El mismísimo Instituto Nacional de Cultura de Perú expidió una autorización formal para que Carcelen pudiera vender las piedras fuera del país. Lo que significaría que si los gliptolítos fueran autenticos las autoridades habrían cometido una negligencia sin precedentes al permitir que las piezas arqueológicas salieran del territorio nacional y fueran a parar a manos de desconocidos a los que ni siquiera se les podría seguir la pista. Un sin sentido. El arquitecto Santiago Agurto Calvo declaró a la revista Mundial (1975) que las piedras grabadas de su colección diferían en contenido con las posteriores recogidas por el Dr. Cabrera “Agurto insiste en subrayar que ninguna de las piedras que estudió hasta 1966, las cuales forman ahora su colección particular, ni en otra alguna de las que pudo ver en manos de huaqueros y turistas, había grabados con representaciones de dinosaurios, operaciones quirúrgicas o seres que estuvieran utilizando lupas o telescopios (…) Todas absolutamente todas las piedras grabadas que obtuvo Agurto entre 1962 y 1966, año en que cerró y detuvo sus investigaciones, muestran grabados que representan motivos de la flora y fauna regional, muy parecidos y semejantes a los motivos que aparecen en la cerámica y en la textilería de la zona: Paraca, Nazca, Tiahuanaco, Ica e inca. Estos motivos, en todos los casos, son flores, maíz, pájaros, peces y animales de la región”. Pese a estas contundentes informaciones los seguidores del Dr. Cabrera defendían la legitimidad del yacimiento arqueológico apoyándose, básicamente, en dos razones, en la valiosa información que contenía los gliptolítos, que sin duda eran obra de una avanzada civilización y en la monumental cantidad de piedras aparecidas que descartaba la manufactura reciente ¿pero era esto verdad?. .

50.000 PIEDRAS DE VIAJE GLIPTOLÍTICO

Antes de avanzar en el estudio de los supuestos conocimientos científicos grabados en las piedras, es necesario rematar el mito que acompaña a la biblioteca lítica desde sus orígenes. Muchos han sido los que han opinado que es materialmente inviable que los humildes campesinos del Ocucaje fueran los ejecutores de tantísimas rocas labradas, más de 50.000 (1961-1975), y que además fueran capaces de realizarlas, para mayor dificultad, en un espacio de tiempo tan exiguo. Y más inverosímil aún que la “culpa” recayera sobre las manos de dos solitarios artesanos, Basilio Uchuya e Irma Gutiérrez de Aparcana. Dichos argumentos eran esgrimidos como pruebas sólidas de la autenticidad de los gliptolítos. Sin embargo estas evidencias matemáticas han sido interpretadas de una manera errónea para llegar, por lo tanto a unas conclusiones, cuanto mínimo inexactas. Por lo pronto esa cantidad de 50.000 piedras grabadas mencionadas hasta la saciedad, nunca ha sido corroborada de forma documentada, siendo mencionada por el Dr. Cabrera en 1975 sin aportar mayor información al respecto. Fruto de una mera suposición de la cantidad de rocas que habría en circulación desde 1961 hasta la citada fecha incluyendo las 11.000 piedras de su propiedad.,

El autor del reportaje en la entrada del museo de las piedras de Ica situado en la centrica Plaza de Armas. .

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Pero efectuemos nuestros propios cómputos y averigüemos si es factible la producción masiva de las piedras por parte de artesanos del Ocucaje . Los cálculos son aproximados y algunos resultados han sido redondeados siempre al alza para favorecer los planteamientos del Dr. Cabrera. Las cifras resultantes de las pesquisas realizadas se pueden considerar orientativas y gráficas, presentado a su vez resultados alternativos para satisfacer todas las dudas, abarcando periodos de tiempos diferentes.

1966 – 1968 (Museo Cabrera). Tomaremos como punto de partida para empezar nuestros cálculos la fecha en la que el Dr. Javier Cabrera Darquea comienza su colección, anotaremos que entre el año 1966 (que denominaremos genéricamente Era Cabrera. 1966-actualidad) y el año 1968 su museo podría reunir no más de 1500 piedras (datos Pezzia). Hay que tener en cuenta que el medico iqueño compró, para ampliar su colección, las recopilaciones efectuadas por otros particulares por lo que no sólo se trataría de piedras recientes si no de algunas elaboradas antes de 1966 (que denominaremos genéricamente Era preCabrera. 1961-1965) y nunca anteriormente de 1961. En el periodo 1966-1968 el Dr. Cabrera adquirió parte de la colección de los hermanos Soldi, compuesta por 341 rocas. Tiempo atrás, Carlos Soldi, antes de su muerte, había donado 114 piedras grabadas al museo de Ica. Este punto es interesante puesto que a veces se han podido computar piedras de un solo periodo dos veces. Por ejemplo de las 11.000 piedras que posee el Museo del Dr. Cabrera muchas de ellas son compradas a coleccionistas que las tenían desde el año 1961 a 1966 por lo que no sería exacto calcular las piedras aparecidas entre determinados años sin contar con estas variantes.

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Curiosamente, elaborados y refinados diseños como muestra la presente fotografía no se repiten en la ingente cantidad de rocas grabadas existentes en el museo de las piedras de Ica. Sin embargo los tallados mas simples, toscos y burdos se hallan duplicados hasta la saciedad. Esto evidenciaria que los primeros trabajos se realizaron con mayor detenimiento que los posteriores y que incluso representan motivos y conceptos que no encajan con la humanidad gliptolitica. En el imagen se aprecia que tanto el ojo, ceja, nariz, labios y mentón no corresponde a los hombres gliptoliticos comunes en las demas piedras. .

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1969 -1973 (Museo Cabrera) (Era Cabrera) En el año 1969 el museo eleva su volumen lítico hasta los 3.000 ejemplares (datos Cabrera) y no es hasta el año 1973 (con reservas) cuando el Dr. Cabrera llega a los míticos 11.000 gliptolítos (dato Dr. Cabrera), cantidad que no varía, sospechosamente, en las últimas décadas hasta el presente .Probablemente la cantidad de 11.000 piedras, en 1973, reflejadas por Charroux en su libro “El enigma de los Andes” era inexacta, y realmente habría algunas cientos o miles menos. Fiel reflejo de las exageraciones manejadas por el medico iqueño en sus afirmaciones la encontramos en un articulo de prensa publicado por el Dominical en 1971 bajo el titulo: “El secreto de las 11.000 piedras ¿posibilidad de un cataclismo arqueológico? donde se reflejaba que el museo ya tenía 11.000 piedras en esas fechas. Dato que hubiera indicado que entre el año 1970 y 1971 (2 años) la colección del Dr. Cabrera aumentó su patrimonio en 8.000 rocas. Y admitiendo estos cómputos habría que señalar que entre 1972 y 1973 el museo del Dr. Cabrera no habría adquirido más que una decena de piedras repartidas en 2 años. . Difícil de entender. No obstante para nuestros cálculos hemos considerado que la famosa cifra de 11.000 rocas fueron reunidas para el año 1973 teniendo en cuenta que el cirujano peruano hacia estimaciones aproximadas de su colección cuando se le preguntaba por el numero de piedras. Si no, no se concebiría que las cifras del museo no se hubieran disparado a cifras astronómicas en las décadas siguientes o que por el contrario a partir de un año (1971) la colección se hubiera quedado estancada. Robert Charroux contribuye a éste descontrol y baile de números cuando en su libro “Archivos de Otros Mundos” (1977) sentencia que “con sus honorarios de cirujano, Javier Cabrera ha comprado, desde 1966 a 1974, las aproximadamente 11.000 piedras”. También encontramos que Herman Busse en un articulo publicado en 1972 en el Comercio indicaba; “La colección de Cabrera, que se exhibe en la ciudad de Ica, comprende no menos de 10.000 de estas piedras”.Por tanto, ante tales imprecisiones, está mas que justificado la desconfianza hacia las cifras señaladas por el medico iqueño a principios del año 1971. Pero hay que señalar que siguiendo las progresiones anuales, aún y cuando el “yacimiento” no aportara las cantidades de años anteriores, al menos a principios del año 2000, el museo del Dr. Cabrera hubiera aglutinado algo más de 22.000 piedras (estimando una constante de 300 rocas anuales). Pese a ello, en las ultimas tres décadas se ha asegurado que la cantidad de piedras reunidas por el cirujano de Ica oscilaría entre las 15.000 y 20.000 rocas. Pero volvamos sobre nuestros pasos para conocer exactamente los datos de la colección del medico iqueño;
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Basilio Uchuya confesó ante las autoridades del pais que él era el responsable de todo el montaje de las piedras de Ica. Incluso mostró recortes de prensa con dibujos de dinosaurios que copiaba en los grabados que realizaba sobre las rocas. Pese a que los defensores de la autenticidad de las piedras señalaban que Uchuya afirmó ser el autor de las tallas para evitar la carcel (por tráfico de antiguedades), no era menos cierto que el habíl artesano era capaz de reproducir las rocas sin el menor problema.


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1966 – 1973 (Museo Cabrera = Adquisiciones)

1966 y 1968 = 1.500 piedras (aumento 1.500 piedras en 3 años)

1969 = 3.000 piedras (aumento de 1.500 piedras en 1 año)

1970 y 1973 = 11.000 piedras (aumento 8.000 piedras en 4 años)

Si pensamos que en dicho plazo de tiempo (1966-1973) se juntaron colecciones de particulares bajo el techo del museo del Dr. Cabrera y que se compraron además piezas sueltas a otros propietarios menores, no erraremos en afirmar que parte del patrimonio lítico recogido entre 1961 y 1966 (Era preCabrera) estaba presente en las cifras de la colección del cirujano de Ica, por lo que no sería correcto considerarlos nuevos hallazgos o aportaciones. No obstante estimamos, al alza, que en el periodo preCabrera (1961-1965) irrumpieron unas 2.000 rocas (al ritmo aproximado de algo mas de 1 piedra diaria, 400 al año). Así mismo una cantidad paralela a la adquirida por Cabrera (11.000 rocas) circulaba en mano de propietarios anónimos desde 1966 hasta el año 1973. Hemos calculado que en dicho plazo se pudieron elaborar unas 7.000 piedras, a una media de 3 piedras al día. Posteriormente es casi imposible estimar cuantas rocas labradas han sido compradas desde 1974 hasta el presente (2010) pero una cifra que puede elevarse según imaginemos las personas o la intensidad del trabajo que se haya realizado podría rondar las 40.000 piedras, algo mas de 1.000 rocas al año. Dicha cantidad ofrece una media de 3 piedras diarias durante los últimos 37 años. El lector comprobara fácilmente qué, dependiendo de las personas que hayan dedicado tiempo y esfuerzo al grabado de piedras, la cifra final puede dispararse hasta alcanzar las estratosféricas cifras señaladas por los defensores del enigma de Ica. Con lo que nuestros generosos cálculos quedarían reflejados de la siguiente forma:

1961 – 2010 (Era preCabrera + Era Cabrera )

1961-1965 = 2.000 piedras (Era preCabrera)

1966 - 1973 = 11.000 + 7000 = 18.000 piedras (Era Cabrera = Museo + colecciones paralelas)

1974 – 2010 = 40.000 piedras (Era Cabrera = Colecciones paralelas)

Total = 60.000 piedras grabadas Desglosados de la siguiente forma sólo para la producción del Museo del Dr. Cabrera;

1966 – 1973 (Colección Museo Cabrera= 11.000 piedras)

1966 y 1968 = 1.500 piedras (aumento 1.500 piedras en 3 años) = 500 piedras al año. Realizando una media de 1´3 piedras al día.
1969 = 3.000 piedras (aumento de 1.500 piedras en 1 año) = 1.500 piedras al año. Realizando una media de 4 piedras al día. 1970 y 1973 = 11.000 piedras (aumento 8.000 piedras en 4 años) = 2.000 piedras al año. Realizado una media de casi 5 piedras diarias. Pero si sumamos a éste periodo las obtenidas por coleccionistas privados los resultados son los siguientes:
1966 – 1973 (Museo Cabrera + Colecciones paralelas)


1966 – 1973 = 11.000 piedras museo Cabrera = media diaria = 4 piedras

1966 – 1973 = 7.000 piedras colecciones particulares = media diaria = 3 piedras

Total piedras grabadas entre 1966 – 1973 = 18.000 = media diaria = 7 piedras (2.571 al año) .

Luis Uchuya, el hijo de Basilio, tras la muerte de su progenitor continua sin ningun reparo con el negocio familiar de la venta de piedras grabadas.
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En total entre los años 1961 y 2010, según nuestras apreciaciones, se elaboraron 60.000 piedras (49 años). De esa cifra unos 20.000 ejemplares (2.000 + 11.000 + 7.000) fueron perpetrados entre los años clave del museo 1961-1973, número a tener en cuenta ya que según todos los simpatizantes del Dr. Cabrera dicha cifra no podría haber sido realizada por los huaqueros del Ocucaje. Si calculamos el número aproximado de piedras que pudieron grabarse, de media anualmente durante esas fechas (1961-1973), obtendremos unas 1.666 rocas, entre 4 y 5 piedras diarias en 12 años. Curiosamente una cantidad que habíamos previsto previamente como numero más que razonable de rocas que pueden realizarse en ese plazo de tiempo por una sola y única persona, aunque puede aumentarse sin problemas. Pero nuestras indagaciones matemáticas arrojan más curiosidades. Entre 1966 y 1969 el museo del Dr. Cabrera solo albergaba 3.000 piedras, si pensamos que al menos 600 de ellas (como mínimo) fueron compradas a coleccionistas que las tenían antes de 1966 (Era preCabrera), obtenemos que los artesanos solo fabricaron para el médico unas 2.400 piedras. Lo que indica que en dicho plazo elaboraron 2 piedras al día, número lógico y muy asequible si pensamos que en esas fechas se obtuvieron las rocas mas grandes y trabajadas. .

Las piedras se acumulan por decenas en cualquier rincon de una estancia habilitada como museo al lado del despacho del Dr. Cabrera. En la fotografía se aprecia que la mayoria de las piezas se corresponden a ejemplares mas bien modestos de tamaño. .
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Con las cifras generales (60.000 piedras) derivadas en nuestra previsión para 1961- 2010, Basilio Uchuya y los suyos solo debían ejecutar 3 piedras al día durante los 365 días del año, para completar la cantidad estimada, a una medía de 1.224 piedras al año. Para los que piensan que es un montante ínfimo, habría que decirle que son valoraciones para unas pocas piedras diarias y con la participación de un solo artesano. Si sumamos la participación de sólo 4 personas mas, sólo 3 a parte de Basilio (4 artesanos), la cifra de gliptolítos fabricados entre 1974 y 2010 por los artesanos de Ica podría elevarse hasta los 160.000 rocas, haciendo un total de 180.000 piedras grabadas para el año 2010 desde 1961. . Hay que tener el cuenta, antes de finalizar, que las medias realizadas para el presente estudio se han realizado barajando todas las posibilidades ya que a ciencia exacta no se conoce el incremento anual de piedras y de hecho las rocas en posesión de particulares son imposibles de calcular por eso se han realizados medias diferentes para determinados años y determinadas cantidades uniendo la Colección de Cabrera a las adquisiciones particulares. Por ejemplo para conocer si es posible hacer 60.000 piedras en 49 años o 40.000 de esas mismas piedras en un plazo de 37 años, para que tengan cabida todas las posibilidades esgrimidas en los últimos años por los investigadores de las piedras de Ica. Estos cálculos se realizan con la finalidad de satisfacer todas las variantes que nos ofrece la probabilidad estadística.



1961/1973 – 2010 (Era Cabrera = Colecciones paralelas)

1961 - 2010 = 60.000 piedras = 3 piedras al día durante 49 años (1224 rocas al año) 1973 - 2010 = 40.000 piedras = 3 piedras al día durante 37 años ( 1081 rocas al año) Por tanto queda demostrado que dependiendo de la gente implicada en la realización de las piedras grabadas las cifras que manejemos pueden dispararse al igual que lo haría si calculáramos cualquier tipo de fabricación artesanal (cerámica, orfebrería, esculturas, tallados, etc) confeccionadas para turistas, curiosos y coleccionistas durante casi 50 años. El investigador Vicente París comunicó al autor sus impresiones del estudio estadístico realizado para el presente reporte, resaltando que: “para las piedras pequeñas y medianas, el tiempo de ejecución puede reducirse incluso a minutos. Naturalmente si se trata de un trabajo bien hecho podrá durar horas. Pero el porcentaje de piedras que hayan requerido más de un día de trabajo es mínimo. Unas docenas, calculo” Para finalizar este apartado el autor del reportaje habló con varios artesanos españoles que no encontraron la mayor dificultad para elaborar y reproducir una característica piedra de Ica en menos de una hora. Además dichos artistas, tras visionar algunas fotografías de gliptolítos, señalaron que se trataban de grabaciones toscas y la mayoría confeccionadas de una manera apresurada, cuando no representado dibujos de manera muy elemental. Pero entonces, ¿que hay de cierto en el desconcertante y apabullante contenido científico de las piedras de Ica?. Desmontemos el enésimo mito.


DINOSAURIOS, PLAGIOS Y PAJAROS MECANICOS


A lo largo de los años se ha ido cimentado la idea de que algunos grabados de las piedras de Ica revelaban un conocimiento científico en diversas materias que, por lo sofisticado de su mensaje, no podrían ser fruto de la imaginación de los humildes moradores del Ocucaje. Dicha información era utilizada como pruebas irreductibles de la veracidad de la humanidad gliptolítica y de la importancia de su legado para nuestra civilización. Sin embargo la realidad es bien distinta. Radicalmente distinta. Basilio Uchuya y su amplia familia compuesta por 8 hijos, así como otros artesanos de la zona eran expertos huaqueros y estaban más que familiarizados con el tipo de restos arqueológicos que podían encontrar en el desierto, desde vestigios de la Cultura Nazca, Ica, Paracas o Inca. Culturas todas muy notables en el arte de elaborar bellísimas vasijas pintadas con cientos de motivos que pudieron servir de inspiración a los “creadores” de las piedras de Ica. Desde un inicio el interés económico estaba detrás de toda la trama. Pese a que se indicara en reiteradas ocasiones que las piedras eran vendidas por cantidades ínfimas de dinero para el supuesto esfuerzo que requeriría labrarlas. Lo único cierto es que el nivel de pobreza del Ocucaje hacía que la venta de piedras grabadas representara una manera fácil, cómoda y segura de ganarse la vida, ya que de cara a las autoridades se trataba de pura artesanía. Más aún cuando existía multitud de coleccionistas, curiosos y extranjeros deseosos de comprar aquellas “vulgares” piedras labradas. Aunque no se tratara de grandes ventas, estas eran constantes y fluidas. .


En el dibujo se aprecian las similitudes de las representaciones Mochicas, en éste caso 4 músicos, con las facciones de los hombres gliptoliticos (centrado arriba ampliación de uno de los rostros junto al perfil típico de las piedras de Ica). .




Anteriormente exponíamos con detalle que el contenido de las primeras piedras encontradas en Ica estaban muy alejadas de los posteriores hallazgos de la Era Cabrera (a partir de 1966). En un principio los grabados representaban escenas cotidianas y formas de animales conocidos muy en la línea de la ideografía de la cerámica precolombina. Alejandro Pezzia afirma que en el museo de la Ciudad de Ica podía apreciarse toda la magnificencia de las culturas locales: “En la sala de la Cultura Nazca las vitrinas muestran importantes colecciones de ceramios de la cultura Nazca, con su característica policromía de bellísimos diseños clasificados en grupos de seres mitológicos, plantas, animales y representaciones escultóricas (…) El artista nasquense poseyó un sentido de decoración propia y de creación propia no superado por ningún pueblo milenario peruano. En el adorno de las vasijas el artesano nasquense desarrolló un sentido altamente estético (…) representó con notable preferencia un amplio repertorio de diseños representativos de la flora y fauna (…) tomates, pallares, frijoles, cactus, pepinos, jaguares, venados, zorros, pericotes, llamas, pelícanos, gaviotas, loros, halcones, peces, estrellas de mar, caracoles, arañas, lagartijas, serpientes, camarones, cóndores”. ¿Utilizaron motivos locales los artesanos del Ocucaje para configurar sus creaciones falsas?. Roger Ravinez miembro del Instituto Nacional de Cultura de Perú estaba convencido de la falsedad de las piedras de Ica, afirmando a la prensa en la década de los setenta que los grabados: “no poseían sentido estilísticos; había una mezcla de motivos Nazca, Mochica, Tiahuanaco etc.”. Por tanto se dejaba entrever que los creadores del fraude utilizaron diversas fuentes para dar vida a sus obras en piedra, visitando con frecuencia las dependencias del Museo de Ica en busca de ideas. .

En el museo de Ica hay distintos ceramios cuyos diseños han sido copiados por los creadores de las piedras. Vicente París comprobó que escenas de pesca como la representada en esta cerámica han sido reproducidas fielmente en una piedra de Ica.



De hecho se comprueba que muchos de los particulares grabados gliptolíticos se hallan en la cerámica local. Por ejemplo, la estilización de un pájaro, concretamente un loro de singular aspecto lineal en la cerámica Nazca, se transforma en la imaginación de los artesanos locales en un pájaro mecánico transportando a hombres armados. Se trata de una burda copia fácil de verificar. Vicente París esta convencido de la inclusión de plagios en las piedras de Ica al comprobar que una roca grabada en posesión de Joaquín Mititieri, presidente de la Asociación de Amigos de las Piedras de Ica, y que recogía la escena de un pescador sosteniendo una red con varios peces se hallaba exactamente reproducido en una cerámica Nazca en las vitrinas del museo: “ No les extrañe - nos aclaró el encargado del museo – afirma París- , porque aquí vienen con frecuencia muchos artesanos a tomar notas para fabricar luego sus obras". Y ciertamente, ése parece ser el origen de la gran mayoría de los dibujos que aparecen en las piedras. La famosa "nave voladora" que tanto gusta a los turistas no es sino un plagio descarado de los dibujos de pájaros y felinos que adornan algunas cerámicas nazcas. Cualquier fuente puede servir de inspiración. En la pared de la casa de Basilio cuelga un calendario de 1975 que representa varias figuras mitológicas de la cultura Mochica. Cabrera conserva en su museo algunas piedras donde aparecen los mismos hombres-cangrejo del calendario. Pero Basilio ha sabido sacarle más provecho. En la actualidad, casi todos los "hombres gliptolíticos" procedentes de sus manos lucen unas inútiles rodilleras tomadas del atuendo de esos guerreros mochicas. Sin embargo, ninguna de esas rodilleras aparece en las piedras más antiguas que encontramos en el museo del doctor Cabrera y que fueron grabadas antes de la publicación de ese calendario. Curioso ¿no?”. .


Hay muchos ejemplos de como los artesanos locales del Ocucaje copiaban los diseños de las culturas conocidas del lugar para dar mayor realismo a sus falsificaciones. En la presente imágen se observa que el pajaro representado de forma estilística en una cerámica encontrada en una tumba en el departamento de Ica, se transforma en el famoso pajaro mecánico de la humanidad gliptolitica (señalado en amarillo). Tal era el descaro de los artesanos que no dudaban en plagiar hasta los mas mínimos detalles de las extremidades de los pájaros (señalado en rojo).




De hecho, las representaciones mochicas de guerreros y danzarines contienen rasgos de la fisonomía, cara y manos, de los hombres gliptolíticos. La forma de adornar las piedras con rayas, círculos y demás motivos geométricos se hallan prácticamente calcados de las culturas locales por los artistas del Ocucaje. La utilización artística de los recursos y de los diseños de antiguas culturas precolombinas se encuentran por decenas en las piedras de Ica. En una roca grabada donde se representa una lucha entre hombres, a lomos de pájaros mecánicos, y un dinosaurio, se observa un dibujo ondulante relleno de formas geométricas. Pues bien, en una vasija mochica encontramos posiblemente la fuente de inspiración de los artistas contemporáneos, cuando nos topamos con la representación de un dragón o serpiente, cuyo sinuoso cuerpo esta repleto de símbolos parecidos. Esta perfecta mezcolanza tendría su explicación ya que los huaqueros habituados también a la confección de replicas de las piezas arqueológicas originales, para su comercio, pensarían que añadiendo estos elementos propios de culturas genuinas a las rocas labradas darían mayor validez y realismo a sus creaciones. .


Para el heterodoxo Dr. Cabrera la banda serpenteante (resaltada en rojo sobre fondo verde), entre los hombres voladores y el animal jurásico, se trataba de un potente gas emitido desde el pájaro mecánico para adormecer al dinosaurio. Sin embargo de nuevo la rica cerámica precolombina de la zona nos da una idea del motivo original (resaltado en amarillo sobre fondo azul) que sirvio para inspiración de Uchuya y los suyos, y que posteriormente fué reintrerpretado de manera fantastica por la inagotable imaginación del medico iqueño. .


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Respecto a los múltiples grabados de dinosaurios reflejados en los gliptolítos, de nuevo se elaboró una exageración mediática, puesto que estos gigantescos animales jamás fueron ilustrados fielmente o de una forma convincente. De hecho los cuerpos de los dinosaurios se “adornaron”, en la mayoría de ocasiones, con motivos de las culturas locales como rombos, cuadrados, barras y círculos. Limitándose a presentar un aspecto esquemático, más propio de un dibujo escolar que de un boceto naturalista, que por supuesto el ingenio del Dr. Cabrera supo encubrir elegantemente, proclamando que las piedras contenían un amplio compendio de distintas especies con informaciones novedosas y desconocidas. Del mismo modo la inclusión de animales prehistóricos y contemporáneos pertenecientes a distintos periodos, en los grabados, elevaría la presencia de la civilización gliptolítica durante millones de años en la tierra. Se da la circunstancia añadida que el médico iqueño era a la par biólogo, y gran entendido de la fauna jurásica. Pero hay más piezas que no encajan en el rocambolesco puzzle de Ica. El Dr. Cabrera indica que algunos gliptolítos incorporaban animales modernos pero con características físicas de sus antepasados remotos que el hombre antiguo no pudo conocer y mucho menos los habitantes del Ocucaje: “las piedras mostraban, por ejemplo caballos y llamas de 5 dedos” en clara alusión a que el hombre gliptolítico fue coetáneo de animales prehistóricos. Pero como buen conocedor de la historia de su país el cirujano conocía un peculiar descubrimiento del célebre arqueólogo Julio C. Tello que contradecía su anterior información. Hyatt narra el hallazgo del profesor Tello en una planicie cerca Pisco en el distrito de Nazca: “Entre los numerosos objetos hallados en estos restos mas antiguos, hay vasijas representado a llamas con cinco dedos en los miembros delanteros, en lugar de los dos que tienen hoy día. Además se han encontrado esqueletos de llamas con esos cinco dedos.” Pese a esto, Hyatt piensa que pueda tratarse de animales con alguna deformidad congénita o realmente reductos de llamas con 5 dedos. Por tanto los huaqueros tenían a su disposición todo tipo de información gráfica con la que alimentar sus grabados tanto en el museo como en las entrañas del desierto que era segundo hogar. Aunque por otro lado hay que indicar que los imaginativos artesanos representaban a muchos animales con dedos en sus patas o pezuñas independientemente que los tuviera o nó. El concepto de biblioteca, no se entiende, cuando en una misma piedra grabada donde se registra una batalla entre hombres y dinosaurios el Dr. Cabrera advierte que existe una información científica paralela al motivo principal. En este caso el medico iqueño descubre en el gliptolito el desarrollo del Estegosaurio desde su nacimiento. Sin embargo analizando la roca se demuestra que los dibujos a los que se refiere el Dr. Cabrera se han encajado en los huecos como buenamente ha podido el artista, aprovechando los espacios dejado por la escena protagonista. Las larvas mencionadas por el cirujano de Ica son simples aderezos en forma de reptil a los que se les ha añadido o quitado sus extremidades según lo propiciara el hueco existente. Por no hablar que el citado dinosaurio que pobló nuestro planeta hace aproximadamente 150 millones de años, poseía unas impresionantes placas romboidales en su espalda que los artistas del ocucaje habín transformado en simples triángulos. 
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Dinosaurio grabado con formas geométricas en su interior en una piedra de Ica. Al lado el autor del reportaje ha colocado un ceramio perteneciente a la cultura mochica que representa una serpiente con los mismos motivos en su interior..

Piedra donde supuestamente se describe el desarrollo larval del Estegosaurio. Sin embargo la propia fotografía demuestra que la supuesta larva del dinosaurio se halla tallada en un hueco que imposibilta que le se añada las patas como si ocurre en otras partes de la misma roca donde la larva aparece con las extremidades (traseras o delanteras) dependiendo del espacio dejado por la imágen principal. Ademas las placas dorsales representadas en el animal (triangulos) no se corresponden al original (romboidales). ¿O resulta lógico que la humanidad gliptolítica decida dejarnos un supuesto legado científico sobre el crecimiento y desarrollo del citado dinosaurio y cometa el error de dibujar el aspecto externo de un ejemplar adulto?. Mas curiosidades, en la parte superior de la piedra se observa un rostro (derecha) cuya nariz esta realizada de la misma forma que la decenas de animales, como se aprecia en el propio Estegosaurio que le acompaña al lado. Por tanto estamos ante motivos estilisticos y originales propios del autor de las tallas a la hora de representar sus diseños en véz de, como defienden los creyentes en el mundo gliptolitico, de perfectos dibujos naturalistas que pretendían reflejar con exactitud la fauna de la época. .




.De nuevo las contradicciones de los gliptolitos son palpables, por un lado se ofrece una supuesta información larval de la especie y por otro lado se equivocan en las características físicas externas más conocidas. Además es ilógico sostener que conteniendo supuestamente la biblioteca lítica miles de roca para preservar un legado, los grabadores gliptolíticos eligieran introducir un estudio biológico en mitad de una escena intrascendente de lucha entre hombres y saurios. Sin olvidar, para mayor quebradero de cabeza, que los dibujos de larvas y renacuajos tampoco eran un tema inédito en el ceramio precolombino. “No faltan tampoco en la cerámica nazca clásica los seres diabólicos (…) existe otro felino con manos y pies humanos, acompañado a menudo de muchas cabezas reducidas y atributos vegetales; su figura puede adoptar formas diversas, con cabellera y cola de serpientes, con o sin alas de ave, rodeado de renacuajos, que proporcionan la humedad de la tierra, de batracio, vencejos o colibríes” subraya el Hans-Dietrich Disselhoff en su obra “El arte de los Pueblos” (1960).



TRASPLANTES, EMBARAZADAS Y CUCHILLOS JAMONEROS

Haciendo oídos sordos a todas las incoherencias contenidas en la supuesta información sobre la fauna jurásica, el Dr. Cabrera se parapetaba tras las piedras que reflejaban complicadas operaciones médicas para avalar sus teorías y la realidad de sus planteamientos. Aquellas rocas no podían ser copias ni invenciones aseguraba el buen doctor. El argumento era sencillo y clarificador a ojos del profano. Uchuya y sus acólitos no podían ser los responsables de estas piedras grabadas con altos conocimientos clínicos. ¿O sí?. 
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Cerámica local que representa a un "medico" examinando a un paciente tumbado en una "camilla". Las nociones médicas de los pueblos andinos son sorprendentes y a todas luces reveladores para comprender algunos de los supuestos conocimientos clínicos vertidos en las piedras de Ica. .




El profesor Hyatt de nuevo nos ilustra a la perfección sobre los desconcertantes conocimientos que dejaban plasmados los antiguos habitantes del Perú en las vasijas: “hay muchas vasijas que representan con horribles detalles, cadáveres, esqueletos, cabezas de muerto, miembros amputados, malas conformaciones, heridas, torturas, sacrificios y partos mortales. Otras muestran al cirujano frente a operaciones leves y graves; por que pese a lo rudimentario del instrumental y a la falta casi segura de anestésicos y antisépticos, estas razas prehistóricas practicaban operaciones que darían fama a la cirugía actual. No sólo los chimus, si no también otras muchas razas prehistóricas cortaban miembros, trepanaban cráneos, arrancaban ojos, abrían vientres, desplazaban los órganos, y en cuanto los dientes los rellenaban y les ponían coronas y puentes” . Del mismo modo que Haytt, el arqueólogo alemán Disselhoff en su libro afirma que en la región de Paracas: “se encontraron también cuchillos de obsidiana que debieron de servir de instrumentos quirúrgicos; con ellos practicaban los médicos-sacerdotes las arriesgadas operaciones”. También existen unas arcillas pertenecientes a la Cultura Mochica que son la: “representación de un hechicero que reconoce a un enfermo tendido ante él”. Por su parte el erudito Victor W. Von Hagen en su obra “Culturas preincaicas” (1976) exponía lo siguiente: “Los niños nacían con la ayuda de una comadrona. Su cerámica (Mochica-Chimu) “parlante” nos muestra a una mujer a la que se le esta sacando su hijo (…) En unas cajas se ven varios ungüentos y primitivas materias medicinales”. Añadiendo; “El descanso y la enfermedad tienen una extensa iconografía en la cerámica mochica. En un jarrón se representa a hombres con los pies amputados que van montados en llamas, en otro se puede ver a un curandero haciendo la trepanación con un cuchillo”. 
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Los motivos médicos aparecen en multitud de piedras de Ica. En la presente imágen una cesarea cuchillo en ristre.




El investigador Alejandro Pezzia no dudada de la pericia médica de sus ancestros: “Las investigaciones de Tello, Rocca, Graña, Weiss, Lastre, Cabieses y otros hombres de ciencia, han comprobado que los antiguos peruanos fueron expertos en las delicadas operaciones de las trepanaciones craneales (…) El instrumental quirúrgico lo integra el cuchillo de obsidiana, el tumi, el escalpelo, cinceles, curetas, pinzas, objetos de suturas y elementos de apósitos. El Dr. Tello descubrió en las cavernas de Paracas, un conjunto completo de instrumental quirúrgico que fue bautizado como el maletín del cirujano (Hampi-Camayoc) mas antiguo que se conoce.” La expresión cultural mochica incluye desde ceramios donde se reflejan distintas enfermedades (viruelas, amputaciones, rictus facial, etc) hasta partos asistidos con una claridad pasmosa. El doctor Oscar Arbulú en un artículo denominado "Aspectos médicos en la cultura mochica" aclara que: "En cirugía practicaron amputaciones de segmentos de extremidades y órganos genitales. Las secciones eran efectuadas con mucho esmero. Cortaban el hueso a nivel más alto que la incisión para formar un muñón. Se refiere también que resecaron tumores utilizando cuchillos circulares. Parece que los Mochicas practicaron la circuncisión obligatoriamente, pues en los ceramios aparecen los penes sin prepucio." A tenor de estas informaciones, como mínimo, la idea de las operaciones quirúrgicas no era materia desconocida ni extraña para los huaqueros y artesanos locales. Además si como apuntaba Vicente París, los artesanos se documentaban exprofeso para la fabricación de piedras, el fraude de los trasplantes quedaba servido. Además es lógico pensar que Uchuya y los suyos quisieran “ofrecer” a su principal comprador, piedras labradas de su especialidad profesional, la medicina y más concretamente la cirugía. Incluso entre las primeras piedras de la colección existen representaciones de amputaciones de piernas, calcadas de la cerámica preinca, que pudieron ser las “precursoras” de las posteriores aportaciones de rocas sobre “cirugía”” ante los posibles comentarios del Dr. Cabrera a su fiel “colaborador” Basilio Uchuya. 
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Amontonada en medio de una decena de piedras, el autor del reportaje, halló una roca que representaba una amputación de una pierna, motivo harto conocido en la cerámica indígena que dejaba un lugar destacado para todo tipo de diseños médicos de la época. .

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Pero ¿bastaba este elemental conocimiento para elaborar las supuestas piedras con brillantes y desconcertantes nociones médicas?. Pese a lo escrito por el propio Dr. Cabrera las piedras grabadas donde se recogen operaciones clínicas, al igual que con la miscelánea jurásica, ni son precisas ni contienen información trascendente. Los principales órganos están representados de forma pueril, y concretamente el corazón humano, aunque calcado de algún manual básico o esquema de la época, según confirmaron al autor del reportaje diferentes médicos, presenta aportaciones añadidas por los artistas del Ocucaje que no se dan en nuestro vital órgano. El Dr. E. Stanton Maxey, miembro del Colegio Americano de Cirujanos, tras visionar algunas fotografías con operaciones médicas en las piedras afirmaba que estas parecían reflejar técnicas contemporáneas a la irrupción de los gliptolitos.
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Famosa piedra de la "embarazada" que supuestamente oculta un trascendental mensaje que evidencia la realidad incuestionable de la humanidad gliptolitica. Dicha roca es todo un dogma de fe para los creyentes en las piedras de Ica.



Pero quizás la mayor falacia que se ha elaborado alrededor de una piedra de medicina sea la conocida como “la roca de la embarazada”. Donde siguiendo las evaluaciones del Dr. Cabrera, la humanidad gliptolítica nos instruye, en una supuesta serie de piedras, de cómo debemos realizar los trasplantes para evitar el rechazo del órgano trasplantado. En dicho gliptolito, famoso donde los haya, se observa una mujer tumbada sobre una mesa de “operaciones” y a un “medico” que sostiene un corazón en alto. Traduciendo a su forma el mensaje de la piedra, el medico iqueño afirma que la mujer esta embarazada, y que su sangre esta irrigando un corazón que van a trasplantar a otra persona. De esta forma, deduce el Dr. Cabrera que la sangre de la gestante debe contener una “hormona antirrechazo” que puede solucionar los problemas que origina la introducción de un órgano ajeno en el cuerpo del receptor. Casi todos los defensores de la realidad de las piedras de Ica han utilizado en alguna ocasión el argumento de la sangre de la embarazada para eliminar de un plumazo cualquier viso de engaño, ya que los modestos artesanos del Ocucaje no podían tener tales conocimientos sobre medicina y mucho menos sobre fundamentos técnicos que eran totalmente desconocidos en la década de los setenta. De hecho incluso, apuntillaban para mayor credibilidad, que ni el propio Dr. Cabrera ni ningún otro facultativo conocía las indulgencias de la hormona antirrechazo contenida en la sangre de la embarazada hasta que en 1980 las primeras experiencias de trasplantes, utilizando animales de laboratorio, se realizaron en el Royal Hospital de Liverpool por los doctores Roland Finn y Charles St. Hill. Por tanto el mensaje estaba claro. La humanidad gliptolítica nos indicaba el camino a seguir en el campo de los trasplantes. ¿Pero debíamos fiarnos de unos tipos que operaban en taparrabos y con plumas en la cabeza cuchillo en ristre?. Al Dr. Cabrera no parecía importarle estos “nimios” detalles cuando escribía: “respecto a las figuras que testimonian hechos en el campo de la cirugía, se podrá observar por ejemplo que los cirujanos no visten la indumentaria que posiblemente usaron, que los instrumentos dan apariencia de ser muy simples y hasta burdos y que la avanzadísima tecnología empleada no está descrita de modo figurativo. Y es que este uso esquemático de las figuras ha obedecido al propósito de trasmitir sólo ideas fundamentales de los hechos que representan”. Pero la realidad es otra bien distinta. Ya que como evidenciamos en el presente reporte, el Dr. Cabrera utilizaba de forma maleable sus reglas para adecuarlas a sus disertaciones. Por ejemplo, donde los ojos del profano solo ven una tosca camilla con ralladuras grabadas sobre la piedra, el medico iqueño imagina, cual Quijote frente a molinos, un eficaz y modernísimo equipo técnico electrónico que monitorea por completo al paciente. Y donde se observa una mujer cuyo corazón ha sido extraído, el cirujano peruano “inventa” una fantástica historia. En la roca queda evidenciado que la señora no esta irrigando un corazón para su trasplante, si no que es su propio órgano el que sostienen los médicos. Además el grafico no indica por ningún lado, se mire por donde se mire, que la mujer se halle embarazada, ya que si seguimos los planteamientos del Dr. Cabrera, que demuestra ser un fabulador inagotable, el artesano gliptolítico debería haberla grabado con un feto en su interior para facilitar la lectura. Sin embargo el autor de la talla obvió este simple detalle. Si los grabadores “hablaban” a través de las piedras utilizando un lenguaje básico y elemental, ¿por qué no dibujan a la mujer con el feto en su interior en vez de sus vísceras?, pero ¿qué evidencias utiliza el Dr. Cabrera para diagnosticar que la mujer esta embarazada?. El médico de Ica deduce que esta en cinta, por sus pechos y su abultada barriga, por otro lado, éste último rasgo, muy característico en todos los hombres gliptolíticos que lucían una oronda figura, alejadas totalmente de los perfiles griegos. En palabras del Dr. Cabrera cuya peculiar agudeza no deja de sorprender a propios y extraños: “la turgencia de los senos de la mujer nos indica que está embarazada”. Por tanto se limita a extrapolar sus propias ideas a los gliptolítos forzando las interpretaciones. ¿Pero por qué molestarse en crear toda este contubernio de la hormona antirrechazo?, ¿conocía el Dr. Cabrera a principios de los años setenta las supuestas ventajas de la hormona antirrechazo en la sangre de las gestantes?.
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Existen múltiples cerámicas que representan el interés de las culturas precolombinas por las enfermedades y sus tratamientos. En la presente imágen quizas un caso de viruela. Tambien hay diferentes terracotas dedicadas a los partos. .



Para despejar dudas el autor del reportaje se puso en contacto con el Dr. Miguel Ángel Pertierra, prestigioso cirujano andaluz que respondió a todas las interrogantes esbozadas en la intrigante piedra. “Haciendo un poco de historia y ateniéndonos a los conocimientos médicos estrictamente –comenta el Dr. Pertierra-, ya en 1901 el Dr. Carrel en Francia, abre la posibilidad técnica para realizar trasplantes de órganos. Siendo al año siguiente cuando el Dr. Ullman en Austria, realiza un autotrasplante de riñón en un perro. Ya en 1940 en Inglaterra el Dr. Medawar, sienta las bases del carácter inmunológico del rechazo, lo que conduce al desarrollo de medicamentos que ayudan a evitar dicho rechazo. En 1947 en Boston se realiza el primer trasplante de riñón, con supervivencia del receptor. Siendo ya en 1965, en Sudáfrica, cuando el Dr. Barnard realiza el primer trasplante de corazón en un humano. En el año 1962 aparece la primera medicación inmunosupresora, la Azatioprina, la cual evitaba el rechazo del órgano trasplantado en el receptor.” Preguntado sobre las benefactoras propiedades de la sangre de embarazada, el cirujano malagueño afirma que yá: “desde 1952 el Dr. J. Dausset demostró la presencia de alloanticuerpos en pacientes politrasfundidos, así como se describe en 1958 la existencia del HLA, o Sistema Mayor de Histocompatibilidad. Asimismo se demuestra la existencia de una tolerancia en el trasplante de las mujeres embarazadas, por lo que será causa de estudio en la estrategia de la lucha contra el rechazo del trasplante de órganos. Asimismo, el sistema de transfusión, de una mujer embarazada, como posible inhibición del rechazo, era ya conocido, en las fechas que dichas piedras fueron mostradas a la luz.” Cuestionado sobre las características de los dibujos contenidos en la roca de la embarazada el Dr Pertierra afirma que: “la aparición en la piedra de toscos dibujos con algunos fallos anatómicos muy evidentes, nos lleva a pensar que la persona que realizó estas piedras, desconocía parte de la anatomía humana y más bien parece que hubiera copiado, como digo, de una forma más o menos burda alguno de los manuales de anatomía coetáneos a la época de "descubrimiento" de dichas rocas. En el citado petroglifo desconocemos la posible forma de realización de circulación extracorpórea, necesaria, para realizar el trasplante, ya que durante el periodo de extracción del órgano cardiaco, es necesario que la sangre siga fluyendo de manera continua, hasta la funcionalidad del órgano trasplantado, a fin de evitar lesiones orgánicas, sobre todo cerebrales irreversibles. Pues cabe destacar que el cerebro, después de unos 5 minutos sin aporte de oxígeno, se le provoca una lesión neuronal irreversible.” Sobre la forma que los supuestos médicos gliptoliticos operaban a sus pacientes, el Dr. Pertierra expone que: “también habría que destacar la utilización de un material quirúrgico más parecido a un cuchillo "jamonero" que a un bisturí de corte, ya que estos instrumentos deben ser delicados y finos a fin de realizar una sección de los tejidos lo menos traumáticas posibles. Es más, hasta la forma de empuñar o coger el supuesto bisturí, se parece más al corte de un trozo de carne que al uso de un cirujano. Por lo que dicha piedra es causa de demasiadas dudas sobre su autenticidad”.
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Observamos en detalle la fotografía de la roca de la "embarazada" para constatar que no hay evidencia física (aspecto externo de la mujer) ni gráfica (los organos internos) que indique que la mujer está en estado. Incluso se comprueba que el corazón que sostiene el "médico" (círculo central) es el propio de la paciente, ya que el organo que aparece a su izquierda (circulo mas bajo) representa "algo" que no separece para nada a un corazón humano, como se ve perfectamente en la ampliación de la derecha (resaltado en amarillo). .



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Por tanto queda probado que basándose en conocimientos de la época el Dr. Cabrera “quiso ver” en medio de todo aquel galimatías de supuestas extracciones quirúrgicas, técnicas avanzadas y desconocidas por nuestra ciencia, cosa que a todas luces era incierto, ya que el medico iqueño se limitó a especular con la utilización de la sangre de embarazada apoyándose en teorías y estudios clínicos ya divulgados en círculos muy reducidos de especialistas.
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Detalle del corazón. Ninguna de las miles de piedras del museo ofrece tantos detalles como el corazón humano representado en ésta roca. .



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Además no hay ninguna piedra grabada que escenifique algún procedimiento médico desconocido por nuestra ciencia, limitándose a ofrecer partos, cesáreas, trasplantes, goteros y hasta acupuntura (¡). Invalidadas las piedras sobre medicina, dinosaurios y pájaros mecánicos entre otras, quedan en el tintero un buen número de gliptolítos referidos a las proezas y maravillas de la humanidad llegada de las Pléyades y autora del testamento pétreo. Pero antes de exterminar a toda una civilización, aún se pueden desmontar más mitos creados y popularizados en torno a las piedras de Ica…



LAS REFERENCIAS HISTÓRICAS Y BIBLIOGRAFICAS QUE NUNCA EXISTIERON

Robert Charroux estaba convencido de la autenticidad de las piedras y así junto al Dr. Cabrera exhibía una larga serie de antecedentes históricos que avalaban la validez del polémico registro lítico. Ante sus múltiples detractores Charroux aseveraba en su libro “Archivo de Otros Mundos” (1977) que: “las piedras grabadas de Ica eran conocidas, por lo menos, desde 1626. Fue, en efecto, en esta fecha cuando el jesuita español Pedro Simon menciona en su libro Noticias Historiales (noticias 4 y 5) lo que él llama "las piedras grabadas del ica". El texto esta en la Biblioteca Nacional donde todo el mundo puede consultarlo”. Posteriormente en una nota al margen del texto del mencionado libro, Charroux amplia la información sobre la bibliografía existente sobre las piedras de Ica antes de 1966 (Era preCabrera): “Numerosos autores, desgraciadamente ignorados por los seudoarqueólogos, han hablado sobre las piedras del río Ica y algunos se han extendido ampliamente sobre las excavaciones hechas en Ocucaje. He aquí unas obras de consulta; L´amequire precolombienne de Hans Dietrich Disselhof y Sigwald Linne (…) Álbum histórico de la civilización Nazca Carlos Belli, 1921. El secreto de los Nazca, de Prospero Belli (1950), etc.” Por su parte el Dr. Cabrera en su obra “El mensaje de las piedras grabadas de Ica” menciona que: “el comentarista indígena Juan de Santa Cruz Pachacuti Llamqui escribió en el siglo XVI que en el tiempo del Inca Pachacútec fueron halladas en el reino de Chincha, en Chinchayunga, muchas piedras labradas denominadas manco”. Por tanto todas estas referencias históricas deberían de contribuir a la realidad objetiva e incuestionable de las piedras grabadas de Ica, puesto que fueron realizadas antes de la década de los sesenta (Siglo XX) y al menos dos de ellas muy anteriores, concretamente del Siglo XVII. El autor del presente reportaje comprobó una a una, alguna de las referencias más importantes aportadas por los defensores de la humanidad gliptolítica llegando a una sorprendente conclusión. Todas eran falsas o en el mejor de los casos fruto de intencionadas malinterpretaciones. Pero vayamos por parte:

1.- “Relación de antigüedades deste Reyno del Piru. Joan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua”. Hacia 1613 Joan de Santa Cruz escribió su obra que según los especialistas refleja su mentalidad, aunque era un indio cristianizado, su narración mantiene “las estructuras lingüísticas quechuas. Inclusive los pocos dibujos que posee esta crónica muestran la forma andina "geométrica" no figurativa de concebir al mundo”. El eximio párrafo citado por el Dr. Cabrera es el siguiente “Lo mismo han hallado en el nido de Suyuntoy, piedras, mancos, en Chincha Yunga” (el autor incluso ha comprobado el texto original de Pachacuti certificando la traducción). Como se evidencia claramente no existe ninguna referencia a las piedras grabadas del río Ica ni dada que se pueda vincular con el misterio de los gliptolitos. En este caso concreto se pone de manifiesto la forma de interpretar del Dr. Cabrera, cuya profunda subjetividad le hace ver señales donde no las hay. En su libro queda patente prácticamente desde la pagina 1 que todo lo relacionado con las piedras de Ica ha sido revisionado y reinterpretado por el médico iqueño para dar rienda suelta a sus heterodoxas tesis que han sido fusionadas con los grabados de los gliptolítos para crear un universo ficticio e imaginario. Leemos como descifra el Dr. Cabrera el simple texto de Pachacuti para adecuarlo a sus hipótesis; “actualmente se cree que manco o manku sea la alteración de la palabra aimara malku, que en la región del Collao se usaba para designar al cacique, o sea al señor de vasallos. Entiendo entonces que manco o manku nombraba a la persona que tenia mando, poder. Referida esta palabra a las piedras grabadas (labradas), habría servido para indicar que tales piedras testimoniaban la existencia de un ser de extraordinario poder”. Aquí el médico iqueño se nos revela como un lingüista sin par inventado términos y traducciones. Aunque hace hincapié en la palabra “labradas”, dicho vocablo no aparece en el texto escrito en 1613. La forma como relaciona la palabra mancos y las piedras grabadas de Ica nos ilustra perfectamente de cómo el Dr. Cabrera se había apartado por completo del raciocinio a la hora de elaborar sus planteamientos.

2.- "Noticias historiales de las Conquistas de tierra firme en las Indias Occidentales". Fray Pedro Simon. 1626. El cronista y religioso español que recoge en su monumental obra sus viajes por tierras de Venezuela y Colombia y muy someramente noticias de Santo Domingo y Puerto Rico. Sus libros fueron publicados en 5 tomos en 1626. No hemos sido capaces de encontrar ni una sola referencia a la región de Ica, y muchísimo menos sobre piedras grabadas.

3.- "L´amequire precolombienne". Hans Dietrich Disselhoff y Sigwald Linne. 1960. En dicha obra Disselhof realiza la siguiente apreciación sobre los motivos que adornan los espectaculares mantos de Paracas: “se representaban seres mitológicos, monstruos, guerreros y danzarines con pequeñas cabezas de enemigo como trofeo de guerra, aves representadas con mayor o menor naturalismo, peces y anfibios junto a extraños engendros propios de la fantasía de un pueblo místico. Existen demonios que vuelan por el aire, arrojan serpientes por la boca y llevan a menudo coronas sobre la cabeza, sostienen abanicos de plumas, mazas, carcajes y cuchillos para sacrificios en sus garras de animal” . Para Charroux estos párrafos son una clara alusión a las piedras de Ica, cuando solo obedecen a una descripción de la rica iconografía y mitológica de un pueblo reflejado en sus maravillosos mantos. Otra referencia inexistente. Nada de piedras ni reseñas a Ica.


4.- "Álbum histórico civilización Nazca Peru. Edad de Bronce". Carlos Belli. 1921. Sin duda éste libro, de muy difícil localización, es una rareza en toda regla, tanto en su concepción, gráficos y texto. Basándose en la espectacular y onírica cerámica de Nazca el autor, Carlos Belli un arqueólogo herético donde los haya, establece unos paralelismos con otras culturas y diserta sobre el mas que probable puente de unión de Sudamérica con el resto mundo. El Dr. Horacio Urteaga lo defina como un "Vecino de Ica, amante fervoroso de nuestra cultura vernacular y experto arqueólogo con obra propia y meritísima; dueño de un copioso museo de cerámica…que estudió y penetró en los misterios de ésas viejas teogonías aborígenes y sentó atrevidas hipótesis sobre el origen de ésas culturas…" . Defensor de la existencia del mítico continente de Lemuria, pensaba que su ubicación pudo ayudar a la migración europea y asiática sobre America. En su libro leemos lo siguiente: “El estudio histórico hecho por el autor de este álbum, sobre civilizaciones de Nazca, cuya antigüedad se remonta a la edad de Bronce, será publicada en una obra titulada “EMIGRACIONES POST-DILUVIANA AL CONTINENTE AMERICANO ANTES DE SU DESCUBRIMIENTO POR CRISTOBAL COLON. LAS CUATRO CIVILIZACIONES DEL PERU” “Encontraran los aficionados a la prehistoria del Perú y el continente americano la proveniencia de una civilización de la Edad de Bronce, de los continentes de que vinieron las emigraciones que en época prehistórica llegaron a establecerse en la costa de la república hoy día llamada Perú. (…) Bajo todo punto de vista científico, por las analogías de varias civilizaciones halladas en el Continente Americano, a partir de la Edad de Bronce hasta la Era presente, hay comprobantes que evidencian las fundadas hipótesis sobre emigraciones de distintos continentes, de la India, Asia, África y Europa al continente Americano. (…) Según la historia en el gran continente Aryavarta estaba aproximado al Continente Americano del lado del Pacifico, debido a algún descenso de la costra terrestre desapareció parte del citado continente, formándose del resto el grupo de Islas denominadas hoy día India-Asiatica. La civilización de la Edad de bronce, pasó al Asia, Europa, Africa y al Continente Americano donde también encontramos vestigios”. Pese a lo extravagante del libro y sus afirmaciones no existe ninguna referencia en texto a Ica y a las piedras grabadas, tan solo se sita la región en un mapa, junto a otros lugares donde se han hallado restos que contribuyen a la investigación de Belli, sobre todo cerámica. Aunque no constan evocaciones a los gliptolítos, dicho libro pudo ser conocido y consultado por el Dr. Cabrera que defendía unas ideas muy similares a las de su convecino, cuando hablaba sobre la existencia de Lemuria y la Atlántida, que casualmente también encontró representadas en las piedras. Así lo dejó escrito el cirujano; “A pesar de lo que se cree en el sentido de que estos dos continentes desaparecieron, basándome en el emplazamiento imaginario que he hecho de los actuales continentes para demostrar que su arcaica posición es la que se muestra en los dos gliptolítos, pienso que tanto el continente Mu como la Atlántida se desplazaron sin desaparecer”.

5.- "La civilización Nazca". Prospero L. Belli. 1960. Hijo de Carlos Belli, Prospero continuo las heterodoxas enseñanzas de su padre cuando afirmaba en su libro: “Los antiguos nazcas fueron tan veraces, que en un huaco pintaron en la parte inferior típicos perfiles de hombres, pero cada uno con el color a la raza que pertenecieron: blanca, bruna y rojiza; en la parte superior una deidad castigadora con el cetro de justicia en una mano, y la otra apoyada en una ala (…) Puede apreciarse que en el gorro de la cabeza hay una cruz en aspa, y los signos en forma de Y griega significan plumas. ¿Qué explicación se puede dar a tan extraña representación? Los escépticos pueden decir que son meras fantasías precolombinas. ¿Por qué los científicos actuales no publican imágenes reales, de seres que habitan otros planetas? (…) ¿De donde vinieron las razas bruna y blanca, o sean Purana y Ariana?. El huaco de las tres razas es un testimonio arqueológico irrefutable, como son también toda la mitología y el simbolismo nazquense, representada en sus cerámicas, texilaria y otros especímenes; pues, nunca pensaron en tergiversar la historia de sus antepasados, mas bien proyectaron sus pensamientos ideográficos para que acompañaran a la momia perpetuamente, sin sospechar que los hombres de hoy, con su innata curiosidad y afán de saber los enigmas del pasado, descubrieron las huacas para que esas piadosas reliquias resplandecieran en el vasto panorama arqueológico americano”. Tampoco su hijo Prospero Belli incluía ningún tipo de información sobre las piedras de Ica pese a la cercanía en el tiempo con el hallazgo “oficial” de los primeros gliptolíticos. Además ambos libros no eran precisamente ortodoxos… Tras estas comprobaciones regístrales y literarias queda invalidada toda la supuesta bibliografía sobre las piedras de Ica que se generó supuestamente antes de la Era Cabrera. Ningún autor contemporáneo ni histórico menciona la existencia de unas rocas labradas que por su ilimitado número y espectacularidad de los diseños deberían de asombrar a quien las descubriera. Es muy extraño que un yacimiento cifrado en unas 60.000 rocas no haya encontrado eco antes de la década de los sesenta del Siglo XX pese a estar en un área de continuo estudio y saqueo por parte de arqueólogos y huaqueros respectivamente.




EL FRAUDE DE LA HUMANIDAD PLEYADIANA

Destituido de la Casa de la Cultura de Ica (1968) y contrariado por la nula repercusión de sus invocaciones hacia una aproximación y reconocimiento científico de su descubrimiento, el Dr. Cabrera empieza a trabajar como un ermitaño en la traducción e interpretación de las piedras grabadas. Es en ese momento, cuando comienza a forjarse el mito de la humanidad gliptolítica basada únicamente en la personalísima forma de descifrar los gliptolítos por parte del medico iqueño que decide navegar en solitario sin contar con el asesoramiento de ningún experto. Influenciado por sus lecturas y opiniones heterodoxas sobre nuestro remoto pasado, el Dr. Cabrera reinterpreta los grabados a su antojo escudándose en que ha descubierto una forma secreta de leer los gliptolítos: “Del examen de un numero grande de gliptolítos he llegado a la conclusión de que sus grabados obedecen a un sistema de comunicación en el que se han usado las figuras y los elementos de las mismas como símbolos para transmitir sujetos, acciones, objetos, cualidades, circunstancias. Estos símbolos permiten descifrar sucesos simples y complejos” escribe en su libro “El mensaje de las piedras garbadas de Ica” (todas las citas del Dr. Cabrera que ofreceremos a continuación son de la misma obra, a menos que se especifique otra fuente) Por supuesto el Dr. Cabrera jamás explicó cómo y de qué forma aprendió a realizar unas lecturas tan peculiares de las piedras. Son muchos los investigadores que han señalado que las piedras grabadas de Ica se convirtieron en el perfecto vehiculo de expresión para dar rienda suelta a las inconformistas y arriesgadas tesis del medico iqueño. Vicente París afirmaba en su trabajo que: “Cabrera es algo más que un simple coleccionista, es un filósofo que se vale de las piedras para expresar sus propios pensamientos”. En algún momento, enclaustrado en su despacho, rodeado de piedras atiborradas de fantásticas elaboraciones, el medico iqueño perdió el contacto con la realidad. Perdió la capacidad de objetivizar sus estudios y abrió las puertas a un mundo imaginario cuyo catalizador era sus propios deseos de encontrar un gran hallazgo arqueológico. .

Una anomalía en el museo de las piedras de Ica. Los miles de grabados que componen la famosa biblioteca lítica se hallan realizados en dos dimensiones (alto y ancho) pero el Mamut de la presente fotografía está "dibujado" en tres dimensiones (resaltado en amarillo sobre imagen en negativo). ¿Por qué no existen un mayor numero de tallas en éste formato?, seguramente por su dificultad a la hora de trabajar la piedra y probablemente a que los artesanos no encontraron otros dibujos que copiar mas que unos pocos. Si una supuesta humanidad gliptolitica hubiera querido dejar un testamento petreo para demostrar su elevado conocimiento hubiera optado por representaciones mas espectaculares y reales en tres dimensiones. Para finalizar añadir que el Mamut tenían 5 dedos en sus extremidades delanteras y 4 en las traseras, pero el presente dibujo demuestra el nulo conocimiento de algunos aspectos físicos de los animales retratados al incluir los mismos dedos (5) en todas las extremidades. Por tanto la quimera del estudio zoológico retratado y contenido en las piedras dicta mucho de ser cierta. El autor ha constatado la existencia de muy contadas piedras en perpestiva de 3 dimensiones, en otra se representa un Triceratop al que le falta por error del artista un apéndice. Pero si hay que dejar constancia que este tipo mas elaborado de grabados representarían una anecdota en la vasta biblioteca lítica. .

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Veamos el primer ejemplo de lectura que escapa a toda metodología científica y como el Dr. Cabrera traducía ciertos dibujos de una forma totalmente particular: “una figura cuyo significado no es lo que ha simple vista representa la figura, sino algo que la trasciende; por ejemplo el dibujo de un ave es el símbolo de aparato de vuelo; la figura del alticamellus (camélido primitivo) es el símbolo de que el incremento calorífico del planeta solo permite la vida de animales resistentes a altas temperaturas; el dibujo de una pirámide es el símbolo de un complejo sistema tecnológico captador, acumulador y distribuidor de energía; la figura de la hoja puede significar energía biológica, conversión de energía fotónica en electrónica o también energía cognoscitiva (capacidad reflexiva del hombre)”. Del dibujo de un simple animal parecido a una llama, a vista del Dr. Cabrera un extinto camello, imagina una suerte de complicado mensaje sobre el aumento de la temperatura en todo el planeta. Además se añade la circunstancia que dicho cuadrúpedo habitó la Tierra hace 10.000.000 millones años por lo que de nuevo las cifras de años bailan de una forma absurda en la obra del medico iqueño, que se desplaza en un vasto periodo de tiempo que abarca millones de años de por medio. Esta forma de interpretar estaría basada remotamente en las especulaciones de los distintos arqueólogos que pensaban que la numerosa cerámica de algunos pueblos peruanos podía ser un método de comunicación ignoto. Hyatt Verrill escribía que; “El Dr. Tello del museo de Lima Larco Herrera, ha sugerido que estas vasijas pueden haber servido de registros; que ellas fueran palabras, o mejor dicho símbolos jeroglíficos en forma de cacharros, y entonces, por algún convenio cuyo secreto nos es desconocido, lo usaban generalmente (…) De acuerdo con ésta teoría, cada forma es un símbolo que significa una idea o pensamiento, y es fácil de comprender cómo por tales medios se hayan podido registrar e interpretar sucesos históricos”. Del mismo modo pensaba el heterodoxo Prospero Belli, paisano del Dr. Cabrera quien aseveraba en su hierática obra; “El lenguaje simbólico es conocido desde tiempo inmemorial, siendo uno de los modos mas primitivo de registrar sucesos e ideas, y que es actualmente muerto, conocido solamente por eruditos religiosos y hermandades esotéricas. Todas las formas de la naturaleza simbolizan ideas y representan signos, letras o palabras cuya serie forma un lenguaje, pero ninguna eficacia tendrá para quien no sepa interpretarlo”. El Dr. Javier Cabrera gran conocedor de la cultura de su país pudo creer que los gliptolítos, por su infinito número, al igual que la cerámica precolombina, debían ser las paginas imperecederas de una obra magna y por ello utilizaba el concepto biblioteca. Y siendo realizadas por una raza superior debían por tanto contener un mensaje trascendente y vital. Aunque como comprobaremos su traducción obedecía tan solo a intereses y creencias personales ya que en la mayoría de las ocasiones ajustaba las interpretaciones a su criterio sin seguir ningún tipo de patrón establecido. Veamos algunos ejemplos más de su particular modo de entender y leer el mensaje de las piedras: “Por la observación y análisis de los símbolos contenidos en los 11.000 gliptolítos de mi colección, he encontrado como símbolo más importante la figura de la hoja vegetal”. A continuación el Dr. Cabrera ofrece una multiplicidad de significados al citado símbolo de la hoja pero sin explicar como encuentra las diferencias para obtener tan sustancial y documentada información de un mismo motivo solo por asociaciones: “asociada a la figura del hombre, de un animal o un objeto puede significar vida humana o una determinada modalidad de energía según aquello a lo cual vaya asociada la hoja. Asociada al hombre, generalmente significa energía cognoscitiva, es decir capacidad de reflexión, y si además de un hombre hay un animal u otro hombre, significa que el primero esta dando la vida o capacidad de reflexión. Asociada a las patas de un pájaro que sea el símbolo de aparato en vuelo significa que el aparato esta transportando vida humana. Asociada al pico de un pájaro que sea igualmente el símbolo de aparato en vuelo, significa que la nave transporta vida humana y al mismo tiempo que el hombre o los hombres están portando, de si mismos, el fluido energético de cómo funciona la nave”. Todos estos galimatías le llevaban a formular disparatadas hipótesis tales como que; “el hombre era capaz de aportar por si mismo el fluido energético con que funcionaban los aparatos de vuelo, fluido que captaba del cosmos” (¡). Sin entrar en más detalles de cómo llegaba a tales deducciones. Su modo de analizar las piedras consistía básicamente en intentar hallar un complejo y sofisticado mensaje donde sólo había simples dibujos de hombres rechonchos con plumas en la cabeza matando dinosaurios y demás parafernalia. Si no ¿cómo explicar que el Dr. Cabrera razonara sobre la fisonomía del hombre gliptolítico de la siguiente forma?: “La piernas cortas y fuertes y el voluminoso vientre desplazado hacia abajo permitían el equilibrio con aquella cabeza grande, no sólo cuando el hombre se hallaba en reposo si no también cuando caminaba”. La cuadratura del círculo. Respecto a las plumas que ostentaban los diferentes hombres representados en las piedras el Dr. Cabrera ideó toda una suerte de rangos para diferenciar a los personajes por su tocado, cosa por otro lado no desconocida por los artesanos locales. El arqueólogo Nigel Davies en su libro Antiguos reinos del Perú (1998) alega que “el tipo de turbante que se usaba denotaba la categoría de cada uno: por esta razón se ponía sumo cuidado en la elaboración de los tocados de la cabeza” . Lanzado a todo tipo de especulaciones gratuitas, el médico iqueño afirmaba conocer la verdadera naturaleza del Yeti: “sobre la existencia de un corpulento ser antropomorfo en la región del Himalaya y al que se le nombra Yeti o el abominable hombre de las nieves, del que se han visto sólo sus huellas, podría ser descendiente de uno de los humanoides de la humanidad gliptolítica, posiblemente en fase de regresión al estado de animalidad, es decir, hacia el notharctus del cual se generó al humanoide. Por contraste, la existencia actual en esta misma región de hombres enteramente a la meditación, sería la pervivencia de aquella practica constante de la humanidad gliptolítica: desarrollar la capacidad reflexiva para incrementar y conservar el conocimiento.” Lo que pretendemos evidenciar con éstas líneas, es que existen dos paradigmas cruzados en el misterio de las piedras grabadas de Ica que por equivocación han sido tomados por uno solo (aunque ambos puedan tener el mismo resultado final, que sean falsos). Por un lado habría que analizar y sopesar la posible existencia de rocas labradas autenticas, sobre todo teniendo acceso a las primeras piedras que aparecieron con los motivos mas simples y menos fantasiosos. Y por otro lado tendríamos la información facilitada por el Dr. Cabrera, donde se recoge la mitología de la humanidad Gliptolítica y que a todas luces ha sido inventada o malinterpretada por el medico de sus apreciaciones o “transcripciones” personalísimas de las piedras grabadas. El error ha sido pensar o adjudicar que los planteamientos del Dr. Cabrera eran ciertos y obtenidos con metodología de trabajo científico sobre la lectura de los diseños en las rocas. Cuando en realidad se ha limitado a ofrecer un mensaje interesado y orientado en la dirección que el médico iqueño había prefijado independientemente del contenido de la piedra. Veamos una muestra que une la interpretación subjetiva y la falsedad de las piedras. El Dr. Javier Cabrera no se despeina cuando afirma que la humanidad gliptolítica nos ha legado la friolera cantidad de 205 piedras para informarnos detalladamente del círculo reproductivo del Agnato, un pez prehistórico. Si observamos las piedras nos daremos cuenta, sin esfuerzo, que se trata solo de una sucesión de copias mejor o peor realizadas del mismo pez añadiendo cada una elementos propios con vistosas decoraciones geométricas que no se ajustan para nada a un retrato naturalista y preciso del animal. Es más, en algunas piedras se repite el diseño de “visera de yelmo” (naríz unida a la frente) en el rostro del pez que utilizan los grabadores para otros animales de la fauna gliptolítica, como por ejemplo en algunas de las 48 piedras que forman el supuesto ciclo reproductivo del megaquiróptero (murciélago gigante) representado, por cierto, de una manera infantil y sin detallar sus extremidades superiores. Y aún podemos llegar más lejos. En un articulo casi desconocido y publicado en un libro recopilatorio dedicado al Departamento de Ica (1968) y titulado; “Los Cazadores de Dinosaurios” el Dr. Cabrera relaciona este mismo tipo de diseñó con los cascos Olmecas.
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Según los planteamientos del Dr. Cabrera el desarrollo del pez Agnato se halla tallado en 205 piedras, todo un disparate cuando se comprueba que las rocas tan solo son sucesivas copias repletas de adornos geométricos tipicos de las culturas locales. .



Por tanto las supuestas piedras “seriales” solo demuestran que algunos dibujos de los grabados eran repetidos por los artesanos del Ocucaje hasta la saciedad, o hasta que el propio Dr. Cabrera indicara que no trajeran mas rocas con ese labrado. De ahí que el medico iqueño concluyera o fabulara que se trataba de piedras seriales en vez de lo que realmente eran, vulgares reproducciones con distintos enfoques de los artistas que rellenaban partes de los dibujos con formas geométricas características de culturas precolombinas. El autor del reportaje pudo comprobar que en el museo del Dr. Cabrera existen decenas de piedras con motivos sin importancia ni trascendencia para un testamento cultural, que eran objeto de multitud de copias, como soles y estrellas. Además no se sostiene, tras un pausado cotejo, que los dibujos contenidos en los gliptolítos contengan algún tipo de información substancial y mucho menos científica. Más ejemplos. ..,,,

La biblioteca gliptolitica dedica decenas de piedras a representar el Sol o una estrella. ¿Que sentido tiene en el legado de una civilización que quería transmitir su conocimiento a través del tiempo?. ¿Para qué tallar tantas rocas iguales?. Además en estas piedras se observa que el dibujo de la nariz es igual al del pez Agnato y otros animales. El fraude es mas que evidente al denotar que los autores de los grabados , en su simpleza artistica y estilistica, se han limitado a copiar y extrapolar ciertos elementos decorativos a decenas de dibujos distintos, independientemente que fueran, hombres, animales, objetos, etc... .
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Quizás la piedra que más “elaborada” o inventada tiene su interpretación sea la dedicada a representar los signos del zodiaco. Es una roca de gran volumen donde se distinguen dos hombres observando un cielo estrellado con ayuda de una especie de catalejo. En un galimatías de difícil comprensión, el Dr. Cabrera identifica, sin problemas, 13 constelaciones, aunque para ello tenga que interpretar un mismo dibujo (¡), una estrella repetida 7 veces, para colocar 7 constelaciones distintas. Además sin dar mayores datos llega a la conclusión que la humanidad gliptolítica era originaria de las Pléyades y hasta allí marcharon de nuevo tras producirse una gran catástrofe en nuestro planeta. Seria demasiado largo para el propósito de este trabajo incluir toda la supuesta información que contiene esta roca grabada repleta de estrellas y garabatos sin formas, pero qué para el medico iqueño se transforma en un mapa estelar que contiene información concreta de cometas, eclipses, vida en otras estrellas, etc. Baste decir que según el Dr. Cabrera la roca fue grabada hace 1.073.400.000 años, conservándose impecable e impoluta hasta nuestras fechas....


El Dr. Javier Cabrera interpreta que estos esquemáticos dibujos de estrellas, casi identicas entre ellas, son en realidad nuestros 12 signos del Zodiáco (mas las Pleyades 13). Señaladas al menos 7 estrellas cuyo aspecto es calcado. El médico iqueño jamás explicó abiertamente como pudo descifrar el contenido de las piedras para obtener una información totalmente velada al resto de los mortales. Al contrario de lo expresado en multiples foros dicha piedra está realizada de una forma muy pueril alejada de cualquier planteamiento astronómico, como por ejemplo si realizó la NASA cuando envió al espacio la sonda Voyager (1977) con un mensaje sobre nuestra humanidad y Sistema Solar representados en un disco de oro.




Por otro lado, la piedra “informa” que la humanidad gliptolítica realizó el viaje de ida y vuelta “acoplada” a un cometa e imprimiéndole mayor velocidad gracias a sus poderosas mentes, el Dr. Cabrera al menos lo tiene claro cuando dice que: “Cabe entonces entender que el cometa generado por la energía cognoscitiva recibió de ésta una velocidad que sobrepasó en una inimaginable magnitud la velocidad de la luz. Los hombres gliptolíticos ingresaron así a una dimensión desconocida por el hombre actual”. Y antes de abandonar nuestro planeta decidieron dejar un testimonio, a modo de memoria pétrea sobre su civilización, para que sus conocimientos pudieran ser utilizados por venideras humanidades. Y para ello nos cedieron 205 piedras del supuesto desarrollo del Agnato. ¿No podían haber grabado 205 piedras del manual de construcción de una maquina voladora que pueda acoplarse a un cometa?... En su citado y esclarecedor articulo de 1969, el Dr. Cabrera expone sus primeras hipótesis que resultaron ser erróneas por lo que seguramente redefinió sus planteamientos iniciales. En dicho trabajo pensaba que el hallazgo de los “cantos rodados” sería el inicio de futuros descubrimientos arqueológicos que nunca se produjeron. Por ello el medico iqueño escribía; “doy a conocer un conjunto de observaciones de innegable valor científico que obligan imperiosamente a realizar la investigación exhaustiva del subsuelo del Sur del Valle de Ica, hasta encontrar los lugares en que estos primeros habitantes de Ica, establecieron sus primitivas viviendas. El hallazgo de estas ruinas resultarían ser las comunidades mas antiguas de la Tierra, si no la cuna de la misma humanidad”. 8 años después el Dr Cabrera, transformado y radicalizado por completo a su nueva religión gliptolítica, no necesitaba buscar ruinas en el Ocucaje, pues afirmaba que grandes monumentos del mundo, como las pirámides de Egipto eran obra de los creadores de las piedras grabadas. Leer para creer. Perdido todo pudor al ridículo el medico iqueño relacionaba su descubrimiento con la cerámica y vestigios de las culturas precolombinas limitando o eliminando de un plumazo para ello la capacidad de sus ancestros para realizar cualquier tipo de objeto artesanal elevado, viendo las manos de los artistas gliptolíticos detrás de dichas manifestaciones artísticas. En su libro recoge el siguiente desatino, que es un agravio para sus antepasados: “En lo que se refiere a los hallazgos de finos ceramios y tejidos en las tumbas incas y preincas, he dado una explicación; pertenecen a la humanidad gliptolítica y los burdos ceramios y tejidos a las culturas incas y preincas”. 
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Alejado por completo de la realidad, e imbuido por sus fantásticas hipótesis el Dr. Cabrera aseguraba que el Tumi (cuchillo ceremonial Inca) era una suerte de enciclopédia médica repleta de conceptos relacionados con la menstruacion de la mujer e incluso informaba sobre tumores. .





Pero es más, el famoso Tumi, cuchillo ceremonial Inca, ante la mirada del Dr. Cabrera se transmutaba en un códice medico que contenía una información que solo él era capaz de captar: “que los tumis de oro con incrustaciones de piedras preciosas contengan información inscrita simbólicamente es algo que la Arqueología ni siquiera ha sospechado. (…) el tumi cuyos símbolos informan sobre el ciclo menstrual de la mujer forman parte de una serie de tumis sobre patología quirúrgica del ovario como consecuencia de la presencia de tumores en dicho órgano”. Tampoco tiene desperdicio que según a quien hablara el Dr. Cabrera cambiara la versión de los hechos a su antojo para dar mayor notoriedad a su colección. A algunos investigadores aseguraba que la primera piedra que le regalaron y que propició sus averiguaciones tenía grabada un ave prehistórica (pterosaurio), en vez del simple pez que Félix Llosa le regaló a modo de pisapapeles. Aunque para mayor desconcierto si cabe, en su propio libro mencionaba como primer gliptolito de su colección el citado pescado, mostrando incluso su fotografía. Pese a todas estas contradicciones y fabulaciones sin freno, el medico iqueño jamás aceptó poner en duda sus tesis y no entraba en debates sobre la autenticidad de los gliptolítos. Puesto que una de las constantes a lo largo de su trayectoria fue recelar de la más mínima crítica a sus opiniones o a sus piedras. El famoso y polémico investigador Erich Von Daniken en su libro “La respuesta de los Dioses” (1977) afirma que: “el profesor Cabrera es un hombre bastante tozudo y no tolera contraopinantes (lo cual no me parece nada bien)”.



ANALIZANDO LO IMPOSIBLE

¿Y que hay de los famosos exámenes científicos que han demostrado que las piedras de Ica son muy antiguas?. Toda la literatura creada alrededor de las piedras de Ica menciona la existencia de diferentes e irrefutables análisis que han confirmando la antigüedad de los gliptolítos que se conservan en el museo del Dr. Cabrera. ¿Pero es cierto todo lo que se ha dicho?... En el año 1967 el Dr. Cabrera encargó un análisis al geólogo Eric Wolf de la Compañía Minera Mauricio Hochshild con sede en Lima a través de un amigo el Sr. Hochshild. El resultado fue el siguiente: “las piedras están envueltas por una fina patina de oxidación natural que cubre por igual las incisiones de los grabados, circunstancia que permite deducir su antigüedad. No he podido observar ningún desgaste notable o irregular en las aristas de las incisiones por lo que cabe la suposición de que han sido realizadas no mucho antes de depositar los ejemplares en las necrópolis o lugares donde han sido encontradas”. No cabe duda que quien quiera sacar conclusiones a favor del Dr. Cabrera de dicho informe debe de hacer una lectura muy parcial del resultado puesto que se indica que las incisiones no son demasiadas antiguas y que no muestran un desgaste considerable. Pero hay más. Eric Wolf notifica al Dr. Cabrera que envía la piedra a la Universidad alemana de Bonn para confirmar algunos datos. Desde allí remiten un documento firmado por el profesor Trimborn y que resume el cirujano de Ica en su libro de la siguiente forma: “las piedras grabadas eran andesitas y estaban cubiertas por una pátina de oxidación natural que cubría las incisiones de los grabados, lo que permitía deducir que eran antiguas. Se añadía que esta película no bastaba para precisar el tiempo de antigüedad, pero que para ello debían emplearse los métodos comparativos que ofrece la Estratigrafía y la Paleontología”. De nuevo nada determinante, ni antigüedad, ni ratificación de la autenticidad de las piedras. Nada más lejos de la realidad de lo que se ha querido plantear con dichos estudios científicos. Lo único que queda meridianamente claro es que los especialistas no detectan ningún tipo de deterioro o erosión en los surcos, ni el más mínimo signo de desgaste en las ralladuras de la piedra pese a la supuesta antigüedad que se les achacan. .


La investigadora Mari Carmen Muñoz sostiene una roca labrada en el interior del museo de las piedras de Ica. Casi la totalidad de las piezas se hallan "embetunadas" para resaltar el dibujo. Un autentico sacrilegio si se tratara de restos arqueológicos reales. .




Como las pretendidas indagaciones realizadas por el ingeniero aeronáutico de la NASA Joseph Blumrich en 1976, que se limitaron a unas inspecciones a través de microscopio que confirmaron que algunas piedras tenían pátina en las limaduras lo que indicaban que no eran recientes. Blumrich afirmó que: "Estoy profundamente impresionado por lo que he visto aquí, y estoy feliz de que hayan encontrado pruebas directas de lo que empecé a sentir y entender antes. No hay dudas en mi mente acerca de la autenticidad de estas piedras. " No hay que olvidar que Vicente París verifico in-situ que los artesanos locales sometían a las piedras a un elaborado tratamiento para “envejecerlos artificialmente”. El proceso no tenía desperdicio según cuenta el investigador español: “Irma lavó las piedras. Luego cogió una de ellas, la secó con un paño y con un simple lápiz dibujo en la superficie el boceto de un hombre gliptolítico. A continuación, procedió a grabar ese mismo dibujo en la piedra con un trozo de sierra para metal. Para envejecer la piedra, la cubrió con excrementos de burro, le echó un poco de combustible y prendió fuego al conjunto. La cocción puede durar, a veces toda la noche, pero en esta ocasión la redujo a una hora. No podíamos esperar más. Una vez apagado el fuego, enfrió la piedra en un recipiente con agua, la lavó y rellenó los surcos con un poco de barro de color claro a fin de hacer resalar el dibujo. Finalmente, aunque no es imprescindible, procedió a darle una capa de betún negro que dio a la piedra mayor contraste”. ¿Puede los recubrimientos de barro crear un pátina falsa?. Curiosamente muchas de las piedras examinadas por París, para elaborar su sensacional reportaje, aun presentaban marcas de lápiz que no habían sido borradas por descuido. Alberto Rossel Castro arremetía en su libro contra las piedras de Ica y denunciaba como se fabricaban: “Cuando se exhibían los gliptolítos en la Casa de la Cultura de Ica, en 1967, siendo director del mismo Instituto, el citado doctor Cabrera, fui invitado por él, para conocer de cerca a las diferentes representaciones líticas; y, del análisis ejecutado “in situ”, me percaté, con no menos asombro, de muchos defectos fundamentales; entre ellos: - El material empleado era en su mayoría “rodados de río” extraídos ex profesamente de algunas morenas de los alrededores de Ocucaje donde, casualmente, abunda este material de limos macizos. - Las estilizaciones son uniformes, hechas con un punzón metálico, bajo relieve, no muy profundas, demostrando a las claras, haber salido de la mano de un solo hombre que vive en nuestra época. - El artista trata de mezclar estilos de la civilización Paracas, Nasca e Inca con animales antediluvianos de mamut, mastodonte, reptiles que pelean salvajemente contra el hombre cuaternario, vestido de trusa como si ya éste conociese el pudor. - Cada piedra estilizada ha sido sometida al fuego con el fin de endurecer su superficie, y luego barnizada con gomalaca rubia o grasa con el propósito de dar brillo color mate o madera, simulando antigüedad.” A finales de los setenta el programa de la BBC “The Case of the Ancient Astronauts” realizó un reportaje sobre la colección del Dr. Cabrera y consiguió que éste les facilitara una piedra para su análisis. La roca grabada fue remitida al Institute of Geological Sciences en Londres donde sus expertos determinaron que; “Los bordes de los grabados son rectos y relativamente limpios, lo que es prácticamente imposible que se presente en piedras que han estado enterradas o expuestas al medio ambiente durante miles de años, como se nos quiere hacer creer (...) Se analizó la capa superficial de las piedras encontrando que fueron trabajadas después de que esta capa se formó por intemperismo, es decir, los grabados son modernos”. Por tanto falsas. Pero en el año 2007 unos nuevos análisis efectuados por dos investigadores pretendían revolucionar por completo el asunto de las piedras de Ica. María del Carmen Olázar y Félix Arenas ofrecían en su libro “La verdad de las Piedras de Ica” (2007) varios estudios científicos que pretendían “demostrabar” por enésima vez la veracidad de toda la historia. Durante el año 2002, ambos investigadores se trasladaron hasta el desierto de Ocucaje, para, en compañía del impertérrito Basilio Uchuya, intentar localizar piedras grabadas. Aunque resultó muy sospechoso que en sus prospecciones consiguieran encontrar una roca envuelta en un mato antiquísimo, hecho muy excepcional y raro en toda la literatura gliptolítica. La familia Uchuya conocía las intenciones de los dos estudiosos españoles que anhelaban encontrar elementos para realizar un análisis detallado de las piedras. Por tanto aquella roca grabada cubierta en una tela era perfecta para poder aplicarle el método del Carbono 14. ¿Cubrieron los huaqueros las expectativas de sus clientes?. El resultado de laboratorio indicaba que el manto había sido fabricado hacia el año 661-775 A.C. . Por tanto Olazar y Arenas pensaban que eran prueba de peso ya que la piedra hallada en su interior tenía que ser de la misma época. Sin embargo más que una evidencia, era una aportación dudosa puesto que no sería descabellado pensar que los hábiles y manipuladores huaqueros pudieron enterrar la roca labrada junto a la tela para impresionar a los investigadores. Los dos análisis restantes, que aporta la obra, se realizaron sobre muestras de los sedimentos adheridos a 2 piedras. A través de la Datación Absoluta por Termoluminiscencia de Carbonatos de Deposición se concluyó que la primera piedra tenía una antigüedad (al menos el extracto de tierra donde se halló) de unos 99.240 años, y para la segunda roca calcularon unos 61.196 años. Lo que nos ilustra que la humanidad gliptolítica estuvo más de 30.000 años (¡) labrando piedras. Un autentico disparate. Más aún si se conoce que las piedras desenterradas por la mayoría de los investigadores que han acudido al Ocucaje no se hallaban a poco más de medio metro de profundidad. Y la mayoría de las pretendidas excavaciones efectuadas por los Uchuya, en presencia de distintos investigadores, no han pasado de ser meras pantomimas donde solo se ha removido la tierra de la superficie, en lugares prefijados, buscando lo que previamente, días u horas antes, los propios huaqueros habían sepultado. A todo esto hay que añadir que en un principio el Dr. Cabrera aludía a la existencia de un depósito secreto, un túnel enterrado en el desierto donde estaría ubicada la biblioteca lítica contándose por millares las rocas que albergarían sus paredes. Incluso en las entrevistas mantenidas con diferentes investigadores el cirujano de Ica dejaba entrever que conocía la ubicación exacta del emplazamiento y que inclusive había puesto sus pies en él. Sin embargo con el paso de los años esta idea se diluyó, como tantas otras, para solo certificarse que las piedras aparecían esparcidas sin ningún tipo de orden, o almacenamiento masivo, en distintas partes del desierto del Ocucaje. 
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El autor del reportaje durante la entrevista mantenida con Maria Eugenia, la hija del Dr. Cabrera, que sigue con la labor divulgativa de su padre al frente de polémico museo. .
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En una entrevista mantenida con la hija del Dr. Cabrera, María Eugenia Cabrera en las dependencias del museo en septiembre de 2009, el autor del reportaje le preguntó abiertamente por algunas de las cuestiones más espinosas que han girado en torno a las piedras de Ica. Interrogada sobre su opinión de los diferentes estudios e investigaciones que apuntaban a que todo el museo o gran parte de él, sea producto de artesanos locales María Eugenia respondió que: “No estoy de acuerdo. Hay investigaciones que apuntan a que son autenticas. El estudioso norteamericano Dennis Swift con ayuda de un microscopio forense ha escaneado las piedras a gran resolución, y ha observado que tanto el grabado como la roca están recubiertos por una fina capa de oxidación natural que solo aparece cuando las piezas son muy antiguas, pues se forman con el transcurrir del tiempo. Es la misma prueba que mi padre encargó a la universidad alemana de Bonn, igual que hizo el Doctor Joseph Blumrich de la Nasa que vino a Ica y le pidió piedras al Dr. Cabrera y mi padre le dijo que las escogiera el mismo para su estudio. El resultado fue idéntico, eran muy antiguas”. Pero a continuación hablo abiertamente de la existencia de una cantidad ilimitada de falsificaciones: “Hay piedras falsas por todos lados, se venden como souvenirs. Acá dentro no las hay, las del museo están a disposición de los científicos para que las analicen y comprueben que son verdaderas”. María Eugenía Cabrera quiso dejar claro al autor que desde el fallecimiento de su padre el Museo no había visto aumentado su patrimonio, ya que ella no compraba piedras a los Uchuya e incluso recelaba de ellos.



LA COLECCIÓN QUE SE QUEDO EN EL CAMINO

A espaldas de todo el mundo, incluso de los seguidores del museo de las piedras de Ica, el Dr. Javier Cabrera fue atesorando una colección de objetos curiosos en una habitación cerrada a cal y canto. Se trataba de una ingente cantidad de figuras de arcilla que mostraban las mismas prodigiosas escenas que caracterizaban a los famosos gliptolítos. Reunidos en estanterías, repartidos por el suelo, arrinconados a un lado y a otro se contaban miles de efigies de dinosaurios, operaciones médicas, extraños animales, etc. Con ayuda de su incombustible proveedor, Basilio Uchuya, el medico iqueño había logrado reunir increíbles figuras de barro que procedían, al igual que sus parientes en piedra, de algún lugar indeterminado del desierto de Ocucaje que mostraba como una fuente inagotable de riquezas gliptolíticas. Para el Dr. Cabrera aquella nueva aportación de la humanidad petrea era una prueba, en 3 dimensiones, de cuanto defendía en sus arriesgados postulados. A nivel mediático trascendieron cuando el reportero Iker Jiménez publico un reportaje en la revista Enigmas (1998) titulado “Esculturas de hace 50 millones de años”; “Aquí guardo –refería el Dr. Cabrera al joven periodista con una suntuosidad propia del descubridor de la tumba de Tutankamón - la prueba definitiva y demostrativa de que hace unos sesenta millones de años, en estos desiertos del sur del Perú, se gestó una civilización fascinante. Ya no creo que me quede mucho, soy ya muy mayor y he luchado demasiado contra todo y contra todos. Por eso considero que este es el momento en el que el mundo debe ver este hallazgo que en la oscuridad lleva largos años y que para mí es vital. Aquí esta la verdad del misterio de Ica”…
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El secreto que ocultaba el Dr. Cabrera. Cientos de arcillas con animales y criaturas imposibles. Un legado paralelo de la supuesta humanidad gliptolitica. (Cortesía de Iker Jiménez) .




Pero al contrario que las piedras, las figuras de barro debían de tener una corta vida. Las interrogantes que se cernían sobre dicha colección pronto acabaron por descubrir el evidente fraude. Desde un principio resultaba extremadamente sospechoso que unas arcillas tan delicadas, con partes realmente delgadas y frágiles hubieran podido permanecer miles de años, cuando no millones (60 millones), bajo tierra en perfectas condiciones. Además para mayor recelo de los investigadores en los trabajos de desentierro, los huaqueros no causaban ningún desperfecto en las figuras. Y al igual que sus hermanas grabadas en piedras, las arcillas presentaban un aspecto impecable. Ni desgastes, ni rozaduras, ni roturas. Un milagro arqueológico se producía de nuevo ante los ojos del Dr. Cabrera. Pero quizás el toque de gracia a todo el asunto, fue el estudio realizado de nuevo por el eficaz investigador Vicente París, que demostró que Basilio Uchuya no solo era un excelente grabador de piedras, si no un versátil artesano capaz de producir esculturas de terracota en poco tiempo. Durante el III Congreso Nacional de Periodismo del Misterio, celebrado en Málaga en el año 2001, París ofreció todos los datos del fraude de las arcillas avalado de multitud de diapositivas que no dejaban resquicio a la duda. El gran desliz de Uchuya, que sirvió para destapar el fraude, fue colocar las arcillas, para su secado, sobre un cartón. Las marcas del mismo quedaron impresas, como huellas paralelas, en la base de todas las terracotas. Tal fue el fracaso del nuevo impulso que el Dr. Cabrera quiso dar a la colección de piedras, que el cirujano nunca habló abiertamente del asunto y tan sólo Erich Von Daniken se ocupó de ellas en un libro “Zeichen für die Ewigkeit” (1999).
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Las mismas escenas de las conocidas piedras de Ica, fueron halladas tambien representadas en arcillas y enterradas en el desierto del Ocucaje. Sin embargo era evidente, notorio y muy sospechoso, que las terracotas habían llegado hasta nuestros días, despues de millones años sepultadas bajo las arenas del desierto, en un estado impoluto, sin el menor sintoma de desgaste externo, ni roturas. (Cortesía Iker Jiménez) .




Posteriormente, al igual que París, Von Däniken llegó a la misma conclusión sobre las arcillas, al enviar a la Universidad de Zurich (Alemania) una pieza para su estudio. Allí concluyeron que eran de manufactura moderna. Del mismo modo el investigador Johannes Fiebag envió dos piezas a la Universidad de Weimar (Alemania) y le comunicaron que "las muestras eran relativamente joven y contenían agua todavía. Por tanto, como mucho podían tener unos 20 años de antigüedad." Es mas, su hija María Eugenia Cabrera, encargada en la actualidad de la custodia del museo del Dr. Cabrera tras su fallecimiento en 2001, no muestra las arcillas al público. El autor del reportaje comprobó tal circunstancia cuando en la citada entrevista realizada a María Eugenia Cabrera, ésta aseguró que no exhibía las figuras por que nada tenía que ver con el museo de las piedras de Ica. Probablemente la inclusión de las miles de arcillas nació del interés del Dr. Cabrera por encontrar vínculos de unión entre los hallazgos de Ica y los no menos discutidos y polémicos descubrimientos de Acámbaro (México), donde se hallaron miles de figuras representado a dinosaurios y extraños animales (32.000 piezas). Tras comentar o mostrar fotografías a Uchuya del supuesto hallazgo de Waldemar Julsrud (1945), el huaquero dio rienda suelta a su imaginación para contentar de nuevo a su benefactor.
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Las arcillas pretendían ofrecer una nueva perpestiva de las piedras de Ica. Al igual que con las rocas labradas, Basilio Uchuya no tenía la menor dificultad en reproducir dichas obras artesanales en su domicilio (Cortesía Vicente París) .




Descubierto sin paliativos el fraude de las miles de arcillas, es incuestionable que el Dr. Cabrera fue preso de una monumental tomadura de pelo por parte de unos humildes pero astutos artesanos que supieron alimentar, a la perfección, los egos y anhelos del ilustrado medico iqueño surtiéndole de todo aquello que requería para componer su particular percepción del pasado y armar sus tesis e ideas revolucionarias. Además, coincidiendo con la deceleración en la compra de piedras por parte del Dr. Cabrera en los años sucesivos a 1973 (evidenciado en la estadística), Vicente París afirmó, al autor, que; “Por lo demás, el hecho de que Cabrera dejara de adquirir piedras pudo deberse a que los temas tocaron finalmente techo, a que se repetían mucho, o -más probablemente- a que comenzaron a venderle las terracotas. Aunque también eran sencillas y rápidas de realizar, debieron interesarle lo suficiente como para interrumpir la compra de piedras (ya no le cabían más en el museo) y comenzar a coleccionar las arcillas en silencio.”.



EPITAFIO

Las piedras de Ica son falsas. No corresponden a ningún testamento lítico de una avanzada civilización desconocida que vivió en nuestro planeta hace millones de años. Sólo existen ligeras dudas de algunas rocas labradas pertenecientes a las primeras colecciones acopiadas por particulares de la región de Ica en los primeros años de la década de los sesenta del Siglo XX y que probablemente pertenecen a civilizaciones preincas o incas. De las miles de rocas labradas, sólo tres de ellas han sido encontradas y certificadas por especialistas. Sus dibujos nada extraordinarios: una flor, una llama y un pez. Ninguna de las piedras sospechosas de ser autenticas contienen grabaciones de la supuesta humanidad gliptolítica. La totalidad de las rocas labradas existentes en manos de diferentes propietarios han resultado ser fruto del comercio con huaqueros, nadie se preocupó en serio de indagar en el desierto. Los primeros diseños de las piedras abarcan motivos comunes y conocidos por los arqueologos y asimilables a las culturas locales aunque no por ello quiera decir que son legitimas, pero ofrecen algo mas de garantía para su estudio. Las demás piedras, repletas de dinosaurios, esperpénticas operaciones quirúrgicas, aves mecánicas, etc son obra de artesanos locales contemporáneos que realizaron una mezcolanza de estilos y conceptos de distintas civilizaciones del antiguo Perú con la idea concreta y concisa de engañar al Dr. Cabrera. De hecho, es palpable que a partir del año 1966 coincidiendo con la Era Cabrera, los contenidos de las rocas comienzan a evolucionar mostrando los inconfundibles grabados y altorrelieves que harían famosas a nivel mundial las piedras de Ica. .

El autor del reportaje junto a la roca del Zodiáco. Pese al volumen de la piedra y su natural espacio para trabajar con mayor comodidad y presición sus labrados son toscos y burdos. .
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La participación del medico iqueño en esta transformación es capital. Probablemente el Dr. Cabrera fue victima de una gigantesca falsa, en la que contribuyó de manera involuntaria, al facilitar material gráfico a Basilio Uchuya con la idea de que ésta, le ayudara en su búsqueda en el desierto. Pero no contaba con la astucia y agudeza de Basilio que de sus conversaciones y contactos con el médico iqueño extraía más información para sus creaciones “artísticas”. Así mismo, para asegurarse la fidelidad de su cliente, Uchuya realizó una buena cantidad de falsificaciones de procedimientos médicos aumentando el interés del Dr. Cabrera por comprarlas. Aunque los defensores del medico iqueño aseveren que se han pagado ínfimas cantidades de dinero por las piedras, y que esto no era “beneficioso” para los artesanos, durante muchos años esos minúsculos pero constantes ingresos han permitido la subsistencia de la familia Uchuya como el mismo Vicente París comprobó en más de una ocasión. Este comercio encubierto pero prospero, obligó a los artesanos ha realizar piedras con motivos que fueran mas comerciales o demandados por los coleccionistas y curiosos. Coincidiendo con la divulgación masiva de las extravagantes tesis del Dr. Cabrera, paulatinamente los gliptolitos con grabaciones usuales desaparecieron de escena, dejando paso al universo bizarro ideado por los Uchuya y demás artesanos del Ocucaje que plasmaron en un compendio de dibujos absurdos y a veces ridículos. Tal como refirió, al autor del reportaje, Vicente París: "lo verdaderamente sorprendente en el tema de las piedras, es cómo nos hemos dejado fascinar por su contenido, siendo tan pobre e incoherente. Tengo muy claro que, de pretender dejar un legado a otra humanidad, lo normal es privilegiar la calidad frente a la cantidad. No es coherente la cantidad de piedras repetidas, los trazos inseguros, el que abunden en especial los temas más vendibles (dinosaurios y operaciones)." Incluso las pinturas rupestres y esquemáticas realizadas por nuestros ancestros revelan mayor información que la contenida en las piedras grabadas de Ica, ya que del estudio de las mismas obtenemos datos sobre costumbres, fauna, estructuras arquitectónicas, conocimientos astronómicos, herramientas, utensilios, etc de las primeras poblaciones humanas, aunque quienes la ejecutaron no quisieran precisamente elaborar un "testamento" sobre su existencia. Además existe otra paradoja. Si realmente fueran piezas originales, las miles de piedras que alberga el museo del Dr. Cabrera tendrían un valor económico incalculable. Por la tanto la seguridad del emplazamiento de la colección, ubicado en pleno centro de la ciudad de Ica, se hubiera visto seriamente comprometida a lo largo de los años. Sin embargo nada de esto ha ocurrido por que en los alrededores de Ica se sabría que las rocas labradas eran fruto de la pericia de los artesanos locales. Además, también escapa de toda comprensión que el Dr. Javier Cabrera Darquea después de una vida sacrificada, en el sentido mas amplio de la palabra, a la divulgación de las piedras de Ica, no haya querido en sus últimos años, jugar una última baza, para asegurase que su titánico esfuerzo no cayera en el olvido y en el descrédito. Lo mas lógico, viendo que su colección era objeto de continuas e interminables controversias sobre su autenticidad, era preparar a modo de “testamento” un gran “ultimo golpe de efecto” que le sobreviviera. Éste podría haber sido, para callar muchas bocas, indicar el emplazamiento del depósito lítico bajo las arenas del desierto del Ocucaje. Pero, fuera de todo pronostico, el Dr. Cabrera no quiso revelar ninguna de las grandes incógnitas que rodeaban a las piedras pese a que debido a su enfermedad sabía que su fallecimiento estaba próximo. Murió sin señalar el supuesto lugar donde se depositaban miles y miles de gliptolítos y sin aclarar cómo traducía las piedras y que parámetros utilizaba para ello. Ni anotaciones, ni diario, ni fotografías. El silencio como única respuesta… .


Mas anomalías. En la fotografía varias piedras de Ica con motivos de las famosas líneas de Nazca. El Mono (circulo rojo) uno de los dibujos mas conocidos en la época de la aparición de las rocas se halla repetido hasta la saciedad. No obstante ni rastro de los diseños descubiertos en fechas recientes. Pero lo mas curioso, desconcertante y absurdo de éstas piedras, es el siginificado que el Dr. Cabrera daba al mono representado en el desierto pampa de Nazca, según lemos en su libro: "lo que en el conjunto de la pampa de Nasca parece un mono no es mas que un hombre simbólicamente representado por la figura de ese animal (...) esta figura central de la pampa revela a un especialista intencionalmente preparado por los hombres gliptoliticos para ejecutar, con suficiente rango de decisiones, una labor técnica. Sería el jefe de la torre de control del espaciopuerto". ¿No sería mas sencillo y esclarecedor que hubieran grabado a un hombre gliptolítico (circulo amarillo), como si hicieron en las piedras que unian ambos motivos, para dejar constancia de su presencia y autoria de las misteriosas líneas?. .
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Todo esto nos lleva a plantearnos preguntas de difícil solución, que a buen seguro el Dr. Cabrera, ni siquiera haciendo gala de su infinita imaginación, hubiera resuelto satisfactoriamente. 1.- Si la humanidad gliptolítica le urgía dejar un legado en poco tiempo debido a la inminencia de un devastador cataclismo ¿por qué realiza mas de 60.000 piedras con toscos grabados en vez de elaborar unos pocos cientos bien logrados y ejecutados?. 2.- Si el testamento pétreo buscaba la inmortalidad de los conocimientos de la civilización gliptolítica ¿por qué dedican tantos cientos de piedras a las matanzas de dinosaurios? 3.- ¿Por qué las piedras de Ica solo recogen los gigantescos dibujos de la Pampa de Nazca que eran conocidos en la década de los setenta? 4.- ¿Llevan por tanto esos dibujos millones de años sobre la superficie de Nazca? 5.- ¿Por qué las piedras pese a llevar millones de años enterradas en el desierto no presentan una patina que las cubriera casi por completo? 6.- ¿Por qué no muestran erosiones o desgastes en sus surcos? 7.- Es mas ¿por qué ni siquiera los errores en el grabado, producidos por sólo una incisión leve que se ha “salido” del dibujo proyectado, presentan erosión o han desaparecido como sería lógico pensar con el tiempo transcurrido y la extrema levedad del surco producido por un error de rayado? 8.- ¿Por qué tras la irrupción del Dr. Cabrera se produce una notable evolución en las piedras de Ica hacia los contenidos mas heterodoxos? 9.- ¿Por qué, prácticamente, han dejado de aparecer piedras con motivos comunes o simples, como flores, pájaros, o animales conocidos? ¿Será porque nadie quiere comprarlas?... 10.- ¿Por qué tantas piedras “consagradas” a la medicina? 11.- ¿Por qué ninguna otra disciplina científica recoge tantos “detalles” como las dedicadas a la profesión del propio Dr. Cabrera, la cirugía? Precisamente el dibujo mas preciso de las 11.000 piedras es un corazón humano mientras que los dinosaurios se representan de una forma ingenua. 12.- ¿Por qué el Dr. Cabrera que sacrifico su vida y carrera al museo de las piedras grabadas, no se preocupó debidamente de documentar el supuesto yacimiento arqueológico? 13.- ¿Por qué no se habla en la actualidad del supuesto depósito, túnel o cueva donde supuestamente había cientos de miles de piedras? 14.- ¿Por qué no se evidenció, aunque solo fuera fotográficamente la existencia de dicho yacimiento, para el que el Dr. Cabrera reclamaba la intervención del ejército para su salvaguarda? Por cierto en evidente contradicción ya que dicho depósito estaba siendo saqueado impunemente y el propio médico iqueño contribuía a ello. 15.- También es muy sospechoso que ninguna piedra se dedicara a la transmisión de conocimientos matemáticos o relativos a alguna ciencia exacta que demostrara el nivel intelectual de la civilización gliptolitica. ¿Acaso dicha humanidad desconocía el principio de Arquímedes, la ley de la gravedad, el número Phi, etc? 16.- ¿Por qué el Dr. Cabrera nunca mostró las piedras grabadas con motivos religiosos judeocristianos como por ejemplo la crucifixión de Jesús o la Santa Cena?, ¿que hacían dichas representaciones místicas en medio de todo el entramado gliptolítico?... .


Mas rarezas. Un hombre gliptolitico observando "algo" con una lupa. El artesano demuestra en ésta enorme talla su torpeza y quizás la celeridad a la hora de elaborar la roca, al grabar el ojo (círculo rojo) entre la boca y la nariz (flecha azul) a modo de "bigote". El círculo amarillo indica el lugar donde deberían de haber tallado el ojo para darle su lugar adecuado. Además es curioso observar que hace millones de años se utilizaran lupas idénticas a las creadas por nuestra civilización. Por cierto los errores se hallan por doquier entre cientos de piedras demostrando que la mayoria de las piezas se ejecutaron con prisas y sin el minimo esmero. .

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Por tanto más allá de la fantasía de unos grabados que representaban hombres luchando contra dinosaurios en una encarnizada guerra, el Dr. Javier Cabrera Darquea cayó presa de sus propios monstruos interiores. Fue víctima de una imaginación desbordante, atiborrada de heterodoxas teorías, libros de ciencia, pasión por la arqueología, delirios de grandeza, que encontró en las modestas piedras la forma perfecta de manifestarse. Creyó a pies juntillas, como un acto de fe inquebrantable, que aquellas rocas labradas pertenecían a una civilización desconocida. No tenía ni la menor duda que sus traducciones eran ciertas y que había descubierto el trascendental mensaje de una humanidad antediluviana. Nunca puso en cuarentena nada. Tenía una voluntad de hierro y jamás dio su brazo a torcer. Nunca aceptó consejos ni reproches a su labor. Disfrazó sus disparatadas ideas con una terminología científica y un vocabulario rutilante, que convirtió en su perpetuo discurso de defensa de las rocas, todo para enmascarar un descomunal despropósito que escapaba de cualquier atisbo de sensatez. El Dr. Cabrera sacrificó su vida personal y profesional a una cruzada sin razón. Murió pensando que su descubrimiento algún día sería reconocido por las autoridades de su país y que su apellido se perpetuaría en los libros académicos. Lamentablemente y muy a nuestro pesar, ese día nunca llegará… .





JOSE ANTONIO CARAV@CA .




NOTA: De modo excepcional el presente reportaje permanecerá varios meses en portada.



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